Ocurrió los días de Semana Santa. Alfonso y Carmen, el
equipo de Tacsha, programaron una visita el Miércoles Santo a Libertad, una
comunidad a media distancia de la sede. Un lugar tradicionalmente
hospitalario con los misioneros y de larga trayectoria católica; la única
localidad que tiene capilla. Yo quería conocer algo de esa parte del Napo.
De modo que allá fuimos, después de prestar un bote y el
motor comunal de Santa María (desde acá aprovecho para pedir apoyo económico a
quienes deseen colaborar para que esta gente tenga su movilidad propia). Con el
río tan crecido, volamos para llegar en tan solo hora y media. Me
advirtieron de que seguro que nos acogerían bonito, pero el recibimiento superó
todas las expectativas.
Allá en el puerto estaba el colegio entero, con la banda
de música, y una gran parte de la vecindad esperándonos. Una enorme
pancarta rezaba: “Bienvenidos a la comunidad de Libertad”, y los alumnos
portaban veintitantos carteles hechos por ellos mismos con frases del tipo:
“Dios es amor”, “Dios bendice a los niños”, etc. Bajamos a tierra y nos condujeron
a las gradas, donde nos aplaudieron a rabiar. El speaker comenzó a
hablar saludando el arribo del “cardenal César y su comitiva”.
Casi no nos percatamos y al toque pasamos a los discursos
protocolarios, donde uno a uno cumplimentamos y agradecimos. Y de nuevo el
locutor se refirió a lo feliz que estaba la población por la presencia de los
hermanos junto con el “cardenal César”. Ahí ya nos sonreímos y comenzamos
con las bromas, divirtiéndonos con lo que sin duda había sido un lapsus
de alguien, o una hipérbole provocada por el deseo de agradar.
A pesar de que eran ya las 10 de la mañana, tenían preparado
el desayuno. En casa de don Mamerto, animador histórico, nos sirvieron unos
platos de sopa de gallina que resucitaba muertos, y sobre todo unos vasos de
masato realmente delicioso, no muy fuerte y fresquito. Pancho el animador
nos explicó que la misa tendría lugar inmediatamente, y en el colegio, para que
pudieran participar los alumnos como su última actividad antes de los días feriados
de Pascua.
Cuando llegamos al patio cubierto del cole y vimos el
escenario, nos miramos y ahí ya sí nos ganaron las carcajadas. Prendidas sobre
una inmensa cortina verdiblanca, letras grandazas reiteraban: “Bienvenidos a
la IEPPSM 60323. Cardenal César”. Jeje. Luego, en el almuerzo (que también
hubo, por supuesto) nos explicaron que alguno de los profes había visto en
facebook la noticia de “un representante del Papa, de visita en Iquitos”;
efectivamente, el nuncio estuvo ahí pocos días antes, así que entre unos y
otros fusionaron ambas visitas y me adjudicaron la púrpura. Qué risa.
Nos pareció buena idea adelantar un día la Cena y
celebrarla con aquel pueblo tan amable con la Iglesia. Se buscaron los preparos
necesarios para el lavatorio de los pies. Las caras de estupor del público,
sobre todo de los niños, seguramente eran como las de los apóstoles aquella
noche; lavaron pies, además de Su Eminencia, la directora y el animador,
porque las autoridades deben ser las primeras en el servicio humilde.
Para mí, una imagen viviente del amor fraterno eran mis
compañeros. Me quito el capelo de cómo estos dos misioneros tratan a la gente,
saben los nombres de toditos, saludan uno por uno, abrazan, conocen las
historias familiares… Y esto después de apenas nueve meses acá. Mis respetos. En
una casa hasta nos contaron la violación de una hija adolescente; algo tan
terrible como frecuente, por desgracia. Después, comentando con otras personas,
calibramos cuánto queda por trabajar en la sensibilización contra esta lacra,
porque fácilmente se justifica (“no gritó”, “la mamá la dejó ir sola”) y se
naturaliza.
En fin. Fue una jornada plena, donde pude mirar asombrado
búfalos, vacas y caballos cabalgando junto a la ribera, y los trapiches en la
zona de San Felipe; no en vano, el alcoholismo salió en el encuentro de
agentes pastorales como un tema al que apuntar, junto con los abusos. De
hecho, algún trago conllevó la generosidad libertina…
El descenso -río abajo- (que no ascenso) al cardenalato me
granjeó los honores de ysangos, ataque de mosca, sandalias en el barro, calor
sofocante y sudor de pies a cabeza; pero también lindos privilegios: cariño
a través de varias generaciones, reverencia sencilla del pueblo menudo,
gratitud en forma de abrazos, confianza, sonrisas, cocos y papayas para llevar
a casa. No tenía pensado de momento elegir a un nuevo Papa, porque amo a
Francisco y esperaba que continuara su servicio un tiempito más, pero parece
que toca chamba.
4 comentarios:
El pueblo es profeta!!! Abrazos
Mi buen amigo César eres una gran persona, con un corazón que no te cabe en el pecho como yo te decía siempre, un abrazo grande amigo, de esta amiga que no te olvida nunca
Necesitamos pastores que conozcan y vivan nuestra realidad para enseñar, sanar y acompañar a los más vulnerables. En medio del dolor una sonrisa "Cardenal César
Qué mezcla de sensaciones para un solo día. Una simpática equivocación que te sube de rango eclesiástico sin previo aviso jeje, paisajes, personas con sus historias amables y terribles, compañeros misioneros que hacen sentir orgullo de la comunidad a la que se pertenece. La misión no deja de ofrecer sorpresas, y tú sabes identificarlas, acogerlas y agradecerlas.
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