sábado, 8 de abril de 2023

POR FIN, EL PLAN PASTORAL


Hemos demorado ¡tres años! Pero ya lo tenemos. Ha habido por medio una pandemia, inmensos territorios con deficiente conectividad, misioneros de diez nacionalidades distintas, disparidad de criterios, formación y mentalidades, pero acá está. Nos sentimos orgullosos y aliviados, pero también responsabilizados, porque ahora toca dirigir la proa hacia los horizontes identificados y compartidos.

A mediados de marzo 2020 tenía fecha de inicio un proceso sinodal de discernimiento y decisión, como definimos el Plan, que no es por supuesto un papel, sino una experiencia de convergencia a la luz del Sínodo de la Amazonía y de los sueños del Papa Francisco. De hecho, “Querida Amazonía” solo tenía un mes de vida aquel domingo en el que estaba previsto el comienzo de la Asamblea Vicarial (donde todo debía arrancar), que hubo de suspenderse de inmediato porque el presidente de Perú decretó la cuarentena obligatoria.

Eso no nos detuvo. Apenas se levantaron las primeras restricciones, en los puestos de misión comenzamos a trabajar cuestionarios para ir construyendo colectivamente el análisis FODA. Laicos, agentes pastorales y misioneros aportamos a la tarea de dibujar la situación social, económica, política, ambiental, religiosa del vicariato con el mayor realismo y rigor posibles. Más tarde, esos datos validados y organizados conformarán el Marco situacional del Plan pastoral.

Tampoco fue posible celebrar la Asamblea en 2021, pero la navegación continuó reflexionando y discerniendo acerca de los elementos que debían integrar el Propósito; y así, en la Asamblea 2022 -con el virus remitiendo- quedaron definidos:

Nuestra MISIÓN
(lo que somos y lo que hacemos, el camino que seguimos)
Somos discípulos misioneros de Jesucristo, atentos a los signos de los tiempos, conformando una Iglesia sinodal en salida, fortaleciendo la fe y velando por la dignidad, la riqueza multicultural y los derechos de los pueblos indígenas y ribereños, preferentemente de los más vulnerables; compartiendo su vida y acompañándolos con una pastoral de conjunto y profética, buscando hacer presente el Reino de Dios.

Nuestra VISIÓN
(a dónde queremos llegar y qué queremos lograr como Iglesia amazónica)
Soñamos ser una Iglesia con rostro amazónico, inculturada e intercultural, impulsada por el Espíritu de Jesucristo en la defensa de la vida, la tierra y la cultura, con las personas y los medios necesarios para testimoniarle.

El estudio de los documentos, el debate, la escucha mutua y el diálogo descubriendo los puntos más relevantes y significativos para nosotros hoy, condujo a la composición del Marco doctrinal, en agosto 2022. Por último, el mes pasado, hemos elaborado los Objetivos estratégicos adonde apuntaremos durante los próximos cinco años:

Dimensión I: Comunión
Objetivo 1: Fortalecer la fraternidad y el trabajo en equipo a nivel vicarial en los puestos de misión y sus comunidades como expresión de sinodalidad y camino de comunión y eficacia pastoral.
Objetivo 2: Caminar hacia la sostenibilidad económica del Vicariato mediante la progresiva concientización de las comunidades cristianas y asegurando fuentes estables de financiación.

Dimensión II: Anuncio
Objetivo 3: Impulsar a nuevos agentes pastorales y fortalecer a los presentes en equipos de comunidad cristiana.
Objetivo 4: Potenciar una Pastoral Juvenil organizada que impulse el protagonismo y compromiso de los jóvenes.

Dimensión IV: Servicio
Objetivo 5: Promover e impulsar en espíritu de corresponsabilidad el “buen vivir”, la dignidad y los derechos de los pueblos, y el cuidado de la casa común, con atención específica a una pastoral indígena.

Dimensión III: Liturgia
Objetivo 6: Celebrar una liturgia inculturada respetando la esencia de los pueblos amazónicos, para reconocer su riqueza espiritual, caminando en comunión hacia/desde ritos Amazónicos.

El resultado es excelente, el itinerario ha sido apasionante, y hoy empieza de verdad el reto de cambiar paradigmas, de ensayar, de arriesgarnos, de dar decididos golpes de remo que nos saquen de la zona de confort… de ir plasmando una Iglesia con rostro y shungo (corazón) amazónicos. Me siento ilusionado, entusiasmado, agradecido y colmado de expectativa y energía.

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