jueves, 28 de noviembre de 2013

QUÉDATE CON LAS ALAS

Poesía de Eugenio Campanario Larguero. Fotografías de Lolo Matos.

1

Quédate con las inútiles, las estúpidas alas.
Pon barro en mis pies:
barro para beber el vino de las cantinas,
barro para correr jugando con los niños.
Barro que haga más lento y humano
mi paso.
Si pones barro en mi lengua
serán mis palabras
de corazón y de hierbabuena.
Y llenando de barro mis manos
las harás compasivas, dulces, amigables.
Ten, anda, quédate las alas.
Para un ángel lento,
para una niña traviesa,
o para un rey mago que lleva siempre
tarde los regalos.
A mí ya no me sirven.
A mí dame barro: siempre barro.
 


2

Quédate las inútiles, las estúpidas alas.
¿Para qué me las diste,
si en las sombras no saben agitarse
y se me enredan en el humo?
En las esquinas me hacen tropezar,
en las encrucijadas
se embarran fácilmente;
y es imposible vislumbrar el sol
cuando se agitan.
Quítamelas: quédatelas:
no puedo ir donde quisiera,
en las estrechas calles del cariño
me paran los geranios;
en las amplias soleadas plazas
asustan el juego de los niños.
Tú me las diste: tenlas ahora para ti.
Yo prefiero ir más despacio: prefiero ir.



3

Quédate las inútiles, las estúpidas alas.
¿Para qué estos mundos
traslúcidos, lentos, dormidos, agazapados?
¿Para qué la mariposa blanca
endulzando mis caminos y mis sombras?
¿Para qué las respuestas
si jamás escucho las preguntas?
Anda, ten, ten, ten tus estúpidas, tus torpes alas.
Me corren mil alacranes de hielo
la sangre y el recuerdo entristecido;
se vuelven zapatos rotos mis manos,
me cansa el eco de los mares desatados,
se me disfraza el alma de girasol,
busco en vano al que fui, al que era,
al niño que rompió un día todos los versos.
¡Ah, me cansan estas alas,
este supuesto don de llorar
desde el hermoso pozo de las dudas!
¡Ah, líbrame, líbrame,
aparta de mí este trago imposible!
Que sea libre mi paso.
Así, así, sin la cadena de la desolación helada.

domingo, 24 de noviembre de 2013

¡OLE POR JOSÉ Mª GIL TAMAYO!


El día de fin de pontificado de Benedicto XVI, pasaba yo aquella tarde por mi casa. Al llegar, mis padres estaban siguiendo el acontecimiento por el canal eclesiástico y la retransmisión me pareció realmente intragable: comentarios de relleno, bromas tontas entre los comentaristas, etc. Cuando vi al cura-presentador coger el IPad y ponerse a grabar al helicóptero papal en medio de aquella verborrea insulsa, entre abochornado y molesto sugerí cambiar de canal. Mi padre pasó a la 1 y aparecieron Ana Blanco, Marcos López... y José Mª Gil. Y yo pasé de la vergüenza ajena a una mezcla de orgullo, admiración y alegría. Que todavía hoy siento.

"Vaya diferencia" - dijo mamá. "¡Es de nuestra diócesis!" - dije yo. En Mérida-Badajoz estamos contentos como truchos. Toda la semana, en encuentros varios con compañeros, en grupos de whatsapp, nos felicitamos. El jueves interrumpimos la reunión arciprestal para ver la primera comparecencia ante los medios de José Mª. Cuando acabó dijimos: "¡Magnífico!". Y esta mañana igual, en una sesión extraordinaria del Consejo del Presbiterio. José Mª parece tener la rara cualidad de caer bien a todo el mundo: a los de Oxford, a los de Cambridge y a los del Atleti.

Quizá es porque se mezcla bien y no va por ahí de divo. Aunque nos hemos tratado poco, sabe mi nombre y me saluda. La semana pasada, en las jornadas diocesanas de formación permanente, comenzábamos una reunión de grupo con alguna protesta bromista sobre las preguntas: "Fffff... Madre, qué difícil... A ver qué respondemos". Entonces entró él y se oyó una voz: "¡Estamos salvados! Poned lo que diga D. José Mª!". Jejejejeje.

El día de la salida de Francisco a la logia, también estaba allí con los presentadores de TVE (claro). Mientras el nuevo papa se llamaba obispo de Roma y se inclinaba pidiendo que rezasen por él, me imagino a José Mª conteniendo la emoción y revisando notas, de manera que al momento pudo dar los primeros datos de Jorge Mario Bergoglio. Eso es reflejo periodístico.

Y la rueda de prensa de ayer lo confirma. Este hombre se conduce con una inteligente habilidad, maniobra con elegancia entre preguntas no confortables, sin una nota estridente. Dice lo que probablemente tú o yo querríamos decir, pero no nos saldría así de bien. Se nota que conoce la plaza. No creo que tenga cosquillas que buscarle. Un hombre de mundo, suave, penetrante, que luchará por ser transparente. Y lo será sonriendo, con amabilidad... ¿hay otra manera de dar una buena noticia?

¡Enhorabuena, José Mª! Va a ser un placer ver a un compañero ser el rostro de los obispos españoles. Al papa lo eligieron por ser quien es y para que sea quien es. Eso es lo que te deseo: que seas tú mismo. Así serás feliz en esta aventura que comienzas y todos estaremos más tranquilos.

jueves, 21 de noviembre de 2013

ACARÍCIAME

Antes de terminar de leerlo, sabía que este poema es de Tagore. Destila una belleza que endulza de serenidad mis instantes. Una maravilla.

Vengo a Ti para que me acaricies
antes de comenzar el día.
Que tus ojos se posen
un momento sobre mis ojos.
Que acuda a mi trabajo sabiendo
que me acompañas, Amigo mío.
¡Pon tu música en mí
mientras atravieso el desierto del ruido!
Que el destello de tu Amor
bese las cumbres de mis pensamientos
y se detenga en el valle de la vida,
donde madura la cosecha.

Rabindranath Tagore

viernes, 15 de noviembre de 2013

INTENTO DE INFLUIR EN EL ÁRBITRO DE LA ACERÍA


Ayer, en un grupo de Confirmación, trabajando con el cuento del buen samaritano, planteo la pregunta: "¿Quiénes son los heridos de hoy?". Inmediatamente los muchachos contestan: "Los que van a despedir en Gallardo". (Ya estáis preparados para confirmaros - pensé).

Así que esta mañana, muy temprano, me he lanzado sobre el Hoy digital (http://www.hoy.es/v/20131114/regional/gallardo-mantiene-siderurgica-solo-20131114.html) a ver qué novedades había en el entuerto, y he descubierto con alivio que la empresa y la plantilla aceptan la mediación de un árbitro que resolverá el conflicto y cuya decisión será de obligado cumplimiento para ambas partes. El plan de viabilidad de la empresa incluye el despido de 117 trabajadores con una indemnización de 30 días de salario por año de servicio, más reducción salarial de entre el 4 y el 25% para los que se queden; la plantilla  acepta rebajarse los sueldos pero rechaza los despidos y propone en cambio un programa de bajas voluntarias. El atasco de la situación amenaza con provocar el cierre de la acería, lo que significaría la liquidación de 532 empleos, un auténtico tifón que arrasaría socioeconómicamente nuestra comarca.

El empresario ha hecho un gesto que le honra; los obreros también. Ahora solo falta que el árbitro esté a la altura y se pueda llegar a una solución satisfactoria. Señor árbitro: quiero pedirle desde aquí, humildemente, que dirija este encuentro como técnico pero también como ser humano, que ponga en juego sus conocimientos y también sus sentimientos, su capacidad de empatizar.

La compañía ha rechazado hasta el momento la contraoferta de la plantilla porque "no hay más fondos para mejorar las condiciones de las bajas incentivadas"... ¿Se ha coscado usted, Sr. árbitro, de que, al aceptar su concurso, la empresa reconoce -sin decirlo- que sí que hay recursos suficientes? Dese usted cuenta de que no se pueden poner en el mismo plano los derechos del empresario y los de los empleados. Unos luchan para que la factoría, en la lógica capitalista, sea sostenible, o sea que no se pierda dinero y se pueda más adelante generar riqueza; los otros intentan salvar desesperadamente su pequeño bienestar, sacar adelante a su familia, poder afrontar al día siguiente el pago de la hipoteca, etc. No es lo mismo, citando a Alejandro Sanz.

Sr. árbitro, por favor, le pido que no sea injusto, pero sea parcial en la dirección correcta. No vaya a pasar como en la Liga, en que se favorece a los ricos y siempre se pita a favor del Madrid y del Barcelona para seguir haciendo negocio. No sea usted de acero, tenga entraña y corazón como el Dios bíblico, que se pone a favor del débil sin por ello perjudicar al fuerte, y que deja que cada cual cargue solo con lo que puede soportar.

Por desgracia, de to la vida ocurre que, para que los poderosos puedan seguir sentados en su sillón, los pobres tienen que morir. Esa es la historia de Jesús. Si el grupo Gallardo ingresa algún millón menos, que sea por no condenar a un montón de gente al paro y a la inseguridad. Así se podrán seguir teniendo mantos o joyas de imágenes sin traicionar al Evangelio. Porque lo que Dios quiere es que la persona humana viva, mientras que, como dice el texto de este domingo, templos, fábricas... "todo será destruido" (Lc 21, 6).

lunes, 11 de noviembre de 2013

CÓMO ESTÁN LAS CABEZAS...


"Para un cura, no hay nada mejor que estar con jóvenes" - dijo Álvaro Chordi. Recuerdo perfectamente el momento, el lugar y hasta la cara que ponía. Y yo seguro que asentí, porque no puedo estar más de acuerdo. Luego habló de que ellos te rejuvenecen, te desnudan, te obligan a repensar la fe y a decirla de manera nueva cada día. Y es así (bueno, lo de desnudar en sentido figurado ehhhh?).

La imagen es del grupo que se confirmó en mi pueblo, Santa Ana, el sábado pasado. Pero podría ser de otros años anteriores, por parecida: sonrisas, felicidad, el vicario Manolo Alegre, el color rojo del Espíritu Santo... Y ahora es cuando llega lo realmente importante: ¿querréis, muchachos, dar un paso adelante y empezar a hacer vida y acción el seguimiento de Jesús al que os habéis comprometido?

Han sido unos años estupendos, una gente salaísima, una experiencia de grupo bacan, que dirían en el Perú.. Nos llevamos de maravilla, nos han enriquecido a su catequista y a mí que ni se lo imaginan, hemos disfrutado de la complicidad, las bromas... Me entran las siete cosas al pensar que a lo peor se ha terminado y que lo de la Confirmación es algo puntual. Ay, madre.

Les pedí que escribieran a su párroco una carta expresando que se quieren confirmar y por qué, cuáles son sus sentimientos en un momento así. A pesar de que me meto con ellos y les digo que las cabezas están flotando, copio y pego un párrafo de cada uno; se comentan solos:

"Desde que hice la comunión me estoy preparando para la Confirmación; han sido unos años muy intensos y divertidos junto a mis compañeros y mis catequistas, ha habido días de pasártelo muy bien y educativos".

"Aunque no vaya mucho a misa, creo en Dios. Pero también tengo que mencionar la catequesis, en la que te ayudan a realizarte como persona, cuentan tus opiniones, aportas ideas al grupo y sobre todo te respetan".

"Todo esto me ha servido para darme cuenta de muchas cosas... que hay que ser una buena persona contigo mismo y con los demás".

"Veo cómo me ha hecho cambiar la etapa de confirmación, me voy haciendo mayor, tengo una manera diferente de pensar, de actuar, una mayor responsabilidad, y cuando escribo esta carta me doy cuenta de cómo he cambiado y cómo he crecido".

"Bueno César, tengo que despedirme y darte las gracias por todo, por intentar resolver dudas, por hacernos reír y por tu paciencia".

"Te vuelvo a dar gracias por apoyarnos, enseñarnos y demostrarnos cómo vivir y ser como Jesús".

"Me gustaría decirte, César, que además de ser un párroco para mí has sido un amigo".

Muchachos: ¿me vais a privar de vuestra compañía? Tened un poco de compasión, hombre, que os necesito... Y venid el viernes a las 6 a la parroquia, y entre todos nos inventaremos por dónde ir, cómo hacer para seguir creciendo tras los pasos de Jesús... juntos.

jueves, 7 de noviembre de 2013

7 DE NOVIEMBRE

 
Para mí es un día emborronado de tristeza en el calendario. Nunca olvidaré aquel dolor, que jamás he vuelto a sentir desde entonces, esa amargura, esa indefensión... Porque aquel 7 de noviembre de 1995 perdimos a José Antonio.

José Antonio Rodríguez Bejerano (apellido que siempre confundían con Bejarano) llegó un día a Sanlúcar, a visitar a aquellos novicios salesianos, y mi vida no ha vuelto a ser la misma. Recuerdo cómo nos habló de Togo, de la misión, de Don Bosco... Me marcó en misionero. La onda expansiva que sus palabras y sus diapositivas produjeron en mis ojos jóvenes sigue vibrando hasta hoy, 22 años después.

Algo más tarde, en mis veranos en África, pude intimar más. Tuve el privilegio de patear con él Kara y sus alrededores, pero sobre todo conocí al père Antonio en su trato con los jóvenes. Recién llegado a Togo, había ido a buscar a los chavales del mercado, muchachos miserables, venidos de los pueblos, que sobrevivían como podían descargando sacos o robando aquí y allá. Se quedó muchas noches a dormir con ellos y como ellos, al raso, para ganarse su confianza. A partir de ahí, desbordante de carisma misionero, Antonio creó un auténtico imperio salesiano de servicio a los jóvenes más pobres.

La experiencia de Don Bosco de Kara me entusiasmó. Antonio era el alma de aquello, el loco que imaginaba, buscaba financiaciones, batallaba, movilizaba, trabajaba por encima de sus fuerzas. Era impresionante cómo cada chaval creía que era su favorito; yo mismo me sentí siempre querido por él de manera singular. Recuerdo que, cuando me presentaba, decía: "éste es César, un salesiano de aquí que tenemos estudiando en España hasta que sea cura y regrese a casa". Jajaja, qué genio.

Era un hombre de gran libertad, que esquivaba las estructuras inventando caminos nuevos y originales. Estaba convencido de que hay que estar cambiando siempre para responder a las necesidades de los jóvenes, de cada persona en particular. Fue un fundador de casas y misiones, pero decía que, pasado un tiempo prudencial, hay que saber retirarse para evitar que las cosas acaben dependiendo de alguien concreto, por muy excepcional que sea.

Como se pasaba habitualmente de la raya y no sabía descansar, eso le minó la salud. El paludismo traicionero le atacó a los riñones y, después de varios avisos, lo repatriaron a finales de aquel mes de octubre. Desde su ingreso en el Virgen del Rocío de Sevilla, los médicos dijeron que no había nada que hacer, su hígado estaba envenenado y deshecho. Apenas tenía 41 años.Todos los días, cuando salía de la facultad de química, cruzaba la avenida de la Palmera y me pasaba por el hospital a escuchar noticias cada vez más oscuras. No quise verlo, pensé que prefería recordarlo tal como era, y no postrado e inconsciente. Hasta que aquel 7 de noviembre, al llegar, no vi a nadie; nervioso, sin paciencia para esperar al C-4, cogí un taxi que me acercaba a lo que temía y sabía.

Llevaron a Kara un mechón de sus cabellos y una uña para que allí sus jóvenes celebraran su entierro, y bailaron junto a una hoguera cantando un estribillo que pedía a Dios que "el fuego que prendió el corazón del padre Antonio, prenda para siempre en nuestros corazones". Con su instinto educador, era capaz de ver en el joven lo que aún no es pero puede llegar a ser. Él siempre creyó en mí. Me dijo una vez que el misionero tiene que estar dispuesto a que Dios le apee de la burra. Hoy lloro con algunos costalazos menuos en mi curriculum, pero me dispongo a honrar su memoria sintiendo algo de su pasión y pretendiendo un reflejo de su entrega. Sé que estará orgulloso, lo noto en el cosquilleo de esta llamita que me enciende el corazón.

sábado, 2 de noviembre de 2013

UN INESPERADO COMPAÑERO DE TUMBA

El otro día, en el entierro de su tía Amalia en Valle de Matamoros, Josefa me contó en un momento una historia pequeña y maravillosa, de esas que te reconcilian con la vida. Hoy la he llamado a Valencia para que me la contase con más detalle, y he vuelto a sonreír a manos llenas.

Resulta que Amalia, mujer de las fieles fieles de la parroquia, era en realidad la esposa del hermano de su madre, Cecilio. Ella, y supongo que también él, sufrieron tiempo a causa de que los hijos no vinieron. Cecilio era albañil, y un día, probablemente trabajando en el cementerio, encontró una calavera chiquitita, de un niño pequeño. Debía ser de los muchos restos antiguos que hay en los camposantos, de sepulturas en tierra o fosas comunes de la época de la guerra, o vaya usted a saber de cuándo. Me imagino a Cecilio sosteniendo en su mano fuerte y callosa lo que fue el rostro delicado de un zagalito. O zagalita.

Él ya se había hecho su hueco, en el que reposar con su mujer, claro. Así que cogió y guardó el cráneo chiquito en su propio nicho, aún por estrenar. Nadie lo vería enterrar a ese niño sin nombre, pero él se lo contó a Amalia un rato más tarde, a lo mejor pelando una naranja de postre. Y me figuro que ella se estremecería de amor por su compañero, por su ocurrencia de discreta ternura.

Murió después Cecilio. No sé cuánto tiempo después. En su nicho le esperaba la calaverita, seguro que más sonriente que el primer día. Y pasaron veintiséis años. Una eternidad de agradecimiento de un niño a un hombre generoso.

Hasta el otro día. Sacan los restos de Cecilio para preparar el hueco y poder enterrar a Amalia. Y en la operación aparece un cráneo infantil. Josefa recuerda entonces aquel hecho, que le ha oído a su madre; y me lo cuenta con los ojos encendidos mientras traen a la iglesia el cuerpo de su tía.

Por la noche, después de una jornada agotadora, contemplo el resplandor de este trozo de vida. Cada día que nuestra querida Amalia fue al Cerrito a rezarle a su marido y también oró por el descanso de aquel niño anónimo, y conociéndola lo haría con dulzura; cada flor, cada padrenuestro fue un detalle precioso de caridad, una delicada obra de misericordia.

Ella encontró de otra manera el bebé que nunca pudo tener. El chiquitín que, con su madre desde el cielo, recibió los cariños de Cecilio y Amalia y las oraciones de todos cuantos vamos allí a hacer presentes a nuestros difuntos un día como hoy. Hay que rezar siempre por aquellos que ya no tienen a nadie que rece por ellos, hay que recordar a los olvidados. Es cierto que Dios dice siempre su proyecto con renglones torcidos, pero a veces ¡qué bellos son!