sábado, 27 de marzo de 2021

GRACIAS, FAMILIA MISIONERA


La familia Romero-Mendoza, después de cuatro años en Indiana (ver "Una familia misionera", 17 de diciembre de 2017), ha retornado a México. Hemos compartido este último año viviendo en la casa misión, juntos en los sinsabores y sobresaltos de la pandemia. Esta es la homilía de su despedida, el domingo pasado.

Pocas frases encontramos en el evangelio tan desafiantes como estas palabras que recogen una convicción muy de Jesús: «Les aseguro, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto».
 
La idea de Jesús es clara. Con la vida sucede lo mismo que con el grano de trigo, que tiene que morir para liberar toda su energía y producir un día fruto. Si «no muere», se queda nomás sobre el piso. Por el contrario, si «muere» vuelve a levantarse trayendo consigo nuevos granos y nueva vida.

La vida misionera cumple esta lógica también: para dar vida es necesario «morir», como el palo de yuca. Reconocemos hoy y agradecemos que esta familia haya dado vida durante los cuatro años que ha pasado en Indiana. Ha dado vida y por tanto ha sido feliz.
 
§  No se puede engendrar vida sin dar la propia. No es posible ayudar a vivir si uno no está dispuesto a «desvivirse» por los demás. Los misioneros hemos de “morir” a nuestro país, despedirnos de nuestra familia, dejar nuestra cultura… Es de alguna manera, “morir”, cambiar, ser “otros” (aunque seamos las mismas personas), vivir como vive la gente a la que servimos, encarnarnos. Ellos lo han hecho. Adriana como profesora, profesional respetada, entusiasta, incansable… Toño como compañero, chacrero, miembro de la APAFA y cocinero a turnos, sabio en medicina alternativa, miembro del CODISEC… Y sus hijos Obed, Raziel y Magdiel como alumnos, amigos, compañeros de juegos, criadores de perros y gatos… Unos vecinos más de Indiana.
 
§  Todos morimos cuando para contribuir a un mundo más justo y humano, “perdemos” tiempo, nos complicamos la vida y no vamos solo “a lo nuestro”. “Morir” también significa asumir riesgos, incomprensiones y rechazos. Servir a los demás, especialmente a los que sufren, implica sufrimientos y renuncias.
 
§  Solo se puede dar vida muriendo. Como misioneros, esta familia ha dado vida. Como catequistas y animadores de la fe, en las visitas a las comunidades del Manatí (donde “el padre” Antonio es conocido), Yanayacu… Pero sobre todo, ellos han iluminado y han dado vida por su testimonio como familia; es posible ser una familia cristiana, es posible educar a los hijos como seguidores de Jesús, es posible incluso que Dios llame a una familia completa para ser misioneros, porque nos llama a todos.
 
§  Y todo esto, de manera “oculta”, discreta, como el grano que está en lo profundo de la tierra, estamos llamados a amar y servir con discreción, desde lo pequeño, sin vanidad, “sin que se note” ni “para que nos vean”, sin ser el centro.
 
Gracias familia por su entrega. Gracias, en particular de mi parte, por adoptarme durante este último año, por todos los momentos compartidos, por enseñarme a hacer tortillas y a comer tacos, por las sesiones de cine durante la pandemia, por los servicios del carpintero, el informático high line y el gallinero. Gracias por el mole, los chilaquiles, el mingao, las enfrijoladas y los partidos de baloncesto en la maloka. Gracias por las risas y la comprensión mutua. Gracias por todas las atenciones, por la delicadeza y por hacerme sentir en todo momento considerado y querido. Gracias, últimamente, por el chancapiedra. Nunca voy a olvidar la experiencia que hemos vivido.
 
El Vicariato, al que represento como vicario general, les da las gracias por tanto. Detrás de mí, todos los misioneros y las gentes de Indiana. Les vamos a extrañar. Les deseo que, en lo pequeño, su vida siga siendo fecunda y creativa, por los caminos por donde ahora Dios los quiera conducir. Déjense llevar y cuenten siempre con el Vicariato, con el pueblo de Indiana y con su equipo. Les queremos.

domingo, 21 de marzo de 2021

CAPACITACIÓN ODEC


La Oficina Diocesana de Educación Católica (ODEC) es un instrumento espléndido para que el Vicariato desarrolle la misión educativa con la mayor calidad. Algo que en estos últimos meses estoy descubriendo y que, a partir de hace unos días, se ha convertido en una nueva responsabilidad directa porque el obispo me ha nombrado asesor de la ODEC Maynas (por si me aburría).

El Vicariato tiene cuatro colegios de convenio (en España “concertados”): Indiana, Yanashi, Aucayo y Santa Clotilde. La ODEC acompaña la andadura pedagógica de estos centros, supervisa los nombramientos de sus cargos directivos y la incorporación de nuevos profesores; todos ellos, para ser contratados por la administración (los colegios son de régimen gratuito) necesitan una “carta aval”, es decir, la propuesta explícita del Vicariato donde se les declara idóneos.

Además, la ODEC extiende sus competencias a todos los profesores del área de Religión de todos los colegios del territorio vicarial. Solo pueden ser contratados por el Estado si cuentan con el aval (parecido a como es en España), pero además, a la ODEC le corresponde el seguimiento, apoyo y evaluación del desempeño de todos los docentes que imparten Religión. Es algo así como la cuidadora de que este curso (“asignatura”) sea impartido adecuadamente, con profesionalidad y competencia.

El tema no es nada sencillo. En primer lugar, en Loreto hay muy pocos profesores especialistas de Religión; además, la mayoría de los colegios están en zonas rurales, son pequeños y no disponen de horas suficientes para un especialista, y por lo tanto hay muchos profesores de comunicación o arte cuyas jornadas son completadas con Religión. Y luego están los maestros de primaria e inicial, que tienen Religión en el currículum y que deben darla como las otras materias. Resultado: un montón de docentes no tienen ni idea de cómo enseñar Religión. No cuentan con conocimientos, recursos ni materiales.

Y aquí es donde entran en escena los coordinadores. Además de un “cerebro”, que es la oficina central, tenemos 27 coordinadores, cuya función es entrar en contacto con los profesores de Religión de los tres niveles en todos los centros educativos para animarles, orientarles, ofrecerles lineamientos, fichas, modelos de programaciones y de sesiones de aprendizaje, actividades para los alumnos, ideas y asesoramiento.

Son también docentes, algunos especialistas, pero su trabajo está dirigido a sus colegas y no tanto a los estudiantes. Nos hemos conocido en estas jornadas de formación y preparación; fueron dos grupos, para evitar aglomeración. Algunos con bastante experiencia, varios nuevos, y todos con la ilusión de arrancar después de un año 2020 en el que no pudieron hacer casi nada, y el reto de acompañar a profes que han de dar sus clases por teléfono o whatsapp... La mayoría de Iquitos, pero todos con sus destinos en la periferia, en nuestros puestos de misión, debiendo dejar a sus familias de lunes a viernes para prestar este servicio.

Gente buena. Y al frente de todos ellos, el equipo directivo, completamente renovado, con ideas innovadoras, muchas ganas de trabajar y el objetivo de crear entre los compañeros un ambiente sano y motivador, de corresponsabilidad y libertad, donde todos se sientan importantes y se impliquen dando lo mejor de sí. Eso se ha notado en esta capacitación, y los coordinadores han valorado muy positivamente el giro que se le quiere dar a la ODEC.

Por ahí también anduve yo; me tocaba dirigir alguno de los momentos, e intervine bastante, pero sobre todo se trataba de dar seguridad a la nueva dirección y de asegurar la presencia institucional en este colectivo, que es clave a la hora de intentar que la educación religiosa escolar camine hacia la excelencia. El mundo de la escuela me es muy familiar por mi formación y por mis genes, de modo que me sentí muy cómodo, bromista y participativo; y me lo agradecieron. Más bien gracias a ODEC Maynas por su acogida. Paciencia: me estoy capacitando.

domingo, 14 de marzo de 2021

UNA IDEA GENIAL


Mi gran amiga y compañera de la facultad de Química Mª Luisa Gil, de Sevilla, siempre ha sido una persona muy original, capaz de romper moldes y pensar de manera divergente y sorprendente. Esta vez se le ha ocurrido algo de todo punto espléndido: ha creado un audioblog.

Me lo explicó en un mensaje el otro día:

El pasado mes de febrero estrené un blog de audios, así que está echando a andar 😄, aún es un bebé . Es una manera de intentar acercar a la gente, a los jóvenes, a la lectura, de una forma rápida adaptada al día a día trepidante q muchos llevamos. Un instante para escuchar un trocito de una joya literaria, y de ahí que cada cual se anime a seguir adentrándose en la lectura. Podéis a través del blog haced vuestras peticiones y se la dedicáis a quien queráis.

Qué bonito. Es un intento de motivar a la gente a leer, sobre todo a los jóvenes, en estos tiempos en que internet coloniza las mentes a través de cascadas de imágenes frenéticas a gran velocidad. Los blogs como este mío son algo casi “viejuno”, quién se da la pausa para leer un texto de 500 o 600 palabras, si lo que se llevan son los videos cortos de humor o de coreografías…

Así que Luisa invita primero a escuchar unos minutos para abrir el apetito y despertar el interés por una obra maestra como El Quijote, o inmortal como Madame Bovary, o una delicadeza de Machado o una perla de Gibrán. Ella misma lee, y es una auténtica actriz, pueden comprobarlo. Esta es la dirección: https://siimaginasteleo.blogspot.com/.

Aprovechando la entrada de ayer 13 de marzo, colaboro a mi manera transcribiendo el hermoso y sabio poema de José Martí que ella recita. Ojalá les guste:

Cultivo una rosa blanca

en junio como en enero

para el amigo sincero

que me da su mano franca.

 

Y para el cruel que me arranca

el corazón con que vivo,

cardo ni ortiga cultivo:

cultivo la rosa blanca.

 

Eso has sido siempre para mí: amiga sincera. ¡Gracias Luisa!

domingo, 7 de marzo de 2021

MANZANAS CONTRA LA COVID


En medio de la desolación que desparrama el virus por todas partes, hay pequeños gestos que muestran la nobleza del ser humano, y son remedio efectivo contra el pesimismo y la amargura, auténticos tóxicos de la esperanza.

Iquitos se consume en una búsqueda dramática de oxígeno. Cada día llaman a la puerta personas apuradas pidiendo un balón para prestar o comprar, y su desesperación es un trasunto de la angustia de esos familiares enfermos que notan que se les escapa la vida en cada respiración fracasada. El horror de hace algo menos de un año se reedita sin recato ante la inoperancia de unas autoridades que parecen no haber aprendido nada.

Las malas noticias nos acorralan. Nos avisan de que un antiguo secretario técnico de Cáritas ha fallecido; acudo al velorio de la hermana de Juan Carlos, un amigo, que se ha ido después de casi un mes enganchada a un respirador; varios de nuestros trabajadores han dado positivo… Casi estoy esperando el momento en que me toque el turno de padecer los síntomas de la peste.

El otro domingo, en el rato de la ceremonia de izamiento del pabellón nacional, las dos regidoras de Indiana, Evely y Nancy, me comentaron que veían que hacía falta añadir algunos alimentos a la dieta de los internados en el centro de aislamiento. “Sobre todo frutas y verduras, padrecito… Manzana, naranja, cosas así. Para que se sanen mejor y más pronto”. Se les había ocurrido hacer una especie de cuestación popular para sufragar esa mejora, “y queremos que nos ayudes a organizarlo”.

La idea me gustó y sonreí al pensar que solo las mujeres del concejo municipal habían tenido esa delicadeza y sensibilidad hacia los pacientes del colegio. Enseguida nos pusimos en marcha; las hermanas tunearon unas huchas del DOMUND que había en la misión y al otro día se presentaron Nancy, Evely y tres señoras más, bien pertrechadas con sus escudos faciales, alegres y resueltas a hacer una primera gira con las latas animando a los vecinos de Indiana a colaborar. Y así salieron junto con Adriana y las hermanas María José y María Ángela. Todas mujeres.

Las huchas pasearon por barrios, comercios, el mercado y la municipalidad durante varios días. Yo me vine a Iquitos y antes de ayer intercambié whatsapps con Mª José:


- ¿Cómo va lo de la colecta para alimentos del centro COVID?

- Ya tenemos las latas, hoy abrí dos, porque se les olvidó a esas señoras que iban a venir. Y compramos 100 naranjas, las llevamos y la cocinera dijo que los enfermos les habían pedido papaya y les llevamos 17 papayas, una lata tenía 70 soles y la otra 117.


Me hace risa cuando lo transcribo. 597.90 soles (unos 162 €), una pequeña fortuna suficiente para que el menú de los contagiados esté surtido de papayas, manzanas y otros productos frescos que les aporten nutrientes, fuerzas y cariño necesarios para aliviar su tristeza e impulsar su recuperación.

Mientras haya quien se preocupe con generosidad por los débiles, será posible creer; mientras haya quien done de su tiempo y se arriesgue para socorrer a quien sufre, no todo estará perdido; mientras haya mujeres bravas e inteligentes con vocación y entrañas de cuidadoras, estaremos a salvo. Y ninguna muerte podrá derrotarnos.