lunes, 4 de junio de 2018

EMILY


De pronto, un whatsapp de mi amigo Kiko Carmona (el poeta de la última entrada) me deja pasmado: “Este cuento lo ha escrito mi hija María, de 9 años, lectora ocasional de tu blog y admiradora. Todo ha salido de ella, lo juro, desde la dedicatoria a cada palabra del cuento. Lo va a presentar a un concurso local que ya ganó el curso anterior (aunque en la categoría anterior). Ya ves que, pese a la distancia, las cosas buenas calan y quedan”.

Que te dediquen un cuento es algo muy especial; pero que además sea una persona como María, hija de mi compañero (de colegio, clase y pupitre) Kiko, con un talento mucho mayor que el de su papá y el mío sumados, es un privilegio que me deja sin habla…

¡Gracias María! Gracias por animarme a seguir contando trozos de vida. Tú eres una gran escritora… ¿me permites que publique tu cuento en mi blog? ¡Será un honor!




Por supuesto, María ganó el concurso... ¡Enhorabuena María! En lo que tan preciosamente escribes se aprecia la persona que eres. Tú papá estará orgulloso... y yo también por la mijina que me toca.

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