Al terminar la Eucaristía el sábado por la noche, en vez de irme a la sacristía, me voy, revestido y todo, al fondo de la iglesia para saludar al personal cuando va saliendo. Como se suele hacer en África, o como los protestantes en las películas. Es un momento muy bonito, familiar, espontáneo, que me encanta. Y allí mismo Enrique y Josefa me invitaron el otro día a dar una vuelta.
Aparcamos en la puerta del bar; ellos me van conociendo y saben que me cuesta entrar solo en un sitio así abarrotado (el Barça jugando en la tele), por eso Pepa me anima a entrar los dos juntos. Yo no soy mucho de bares, nunca lo he sido, y es de hecho la primera vez que salgo en sábado por la noche (efeméride); en el "bar de los viejos" se agolpa gente joven (o sea, de mediana edad, o sea, de mi edad), noto el corte de ojos algo sorprendidos que se vuelven hacia mi ("el cura también sale a tomar copas"), pero enseguida me engancho con unos, bromeo con otros, saludo y me encuentro más cómodo. No hay humo, pero sí mucho ruido; al fondo los culés concentrados en lo suyo, en la barra la pareja feliz despachando, varios niños pintando y David, que está de turno en los pisos titulados, en pijama barriendo la puerta.
Con facilidad van cayendo las cervezas. Aquí se viene a beber. Gente que estaba en la iglesia va entrando y nos volvemos a saludar con el vaso en la mano, jersey en vez de estola, este espacio democratiza mágicamente las relaciones: concejal, estanquera, ganadero, albañil, cura, ama de casa, estudiante, mezclados, iguales y a lo mismo. Se bebe y también se encuentra uno con los demás; sí, se bebe en condiciones. Pero el cura es siempre el cura; en un descuido pago una ronda: ¡es la primera vez que logro pagar desde que llegué al pueblo, este sí que es un día histórico! Se lo digo al barman Ramón y se ríe. Realmente la risa prolifera y retumba; la gente está contentilla, alguno con una "chispa", los ojos brillantes.
Llega Fito y saluda. Me explica una persona que, cuando llega, Fito se le acerca, y ella le invita a una cerveza con sus patatas fritas. Es una costumbre, algo casi mecanizado, un cariño sin palabras, una solidaridad menuda, persistente y hermosa que me cautiva. Qué buena es la gente. Messi marca el segundo gol y Fito merece una entrada aparte.
La tarifa plana de cervezas (llegan por todos lados) amenaza con no tener final, así que voy intentando coger por la tangente; un personaje se da cuenta y propone pasar a los chupitos, con lo que en vez de birra ahora me veo echándome al coleto un vaso de vodka caramelizado, "que está muy bueno y entra muy bien, ya verás". Pero bien: uno, otro... Más risas. Fito ya se va. La partida de dominó ahí, cómo se mueve. El viejo de al lado que invita a otra ronda, ay madre. El árbitro pita, los barcelonistas salen en estampida (¿2 o 3-0?).
Y cuando parece que "nos vamos a ir yendo", el último, un vaso doble... Sabe a caramelo la sencillez de esta gente; dulce es que se acuerden de ti "allí tan solo", que te inviten, que quieran incluirte en su círculo de amistad. Dulce, mareante, fragante y adictivo estar simplemente, como uno más, con la gente del pueblo, en sus sitios y en sus cosas. Gracias... y mañana al levantarme una aspirina efervescente como John McKlein.
4 comentarios:
de marcha heeeeeeeeee tienes que salir mas
"éste amigo de publicanos, que come y bebe con pecadores"... ¡Ay, si conociéramos el don de Dios! ¡Y qué sea un lujo leerte!¡Y que todaviá nos sorprenda que lo más profundamente evangélico está en lo más hondamente humano! ¡Ay mare!
hola Cesar, te conoci en el peor momento de mi vida, aún así desde el primer instante me caiste bien (dicen que solo necesita los primeros 15 segundos para saber si una persona te gusta o no)hemos hablado un par de veces, pero por oidas creo que caes muy bien a la gente de mi pueblo, porque aunque yo viva fuera siempre seguirá siendo mi pueblo.Pero bueno a lo que iba, hoy por mi hermana he descubierto esta página y me ha encantado, aunque no todo es tan bonito como lo pones y ni los buenos somos tan buenos ni los malos somos tan malos, pero en fin te felicito porque eres un as,¿de donde sacas tanto repertorio? un saludo y espero que en semana santa podamos vernos. un besazo
Muchas gracias por tu comentario, me anima que te gusten estas pequeñeces. Tienes razón: no todo es idílico, hay también mucha porquería, problemas tremendos, zancadillas, enfrentamientos... La vida misma; y el caso es que me gusta el pueblo y lo quiero. A ver si en Semana Santa nos saludamos. Un abrazo! César
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