sábado, 23 de agosto de 2025

UN RÍO DE JÓVENES EN CRECIENTE

 
- “¡Y ahora, vamos a armar por grupos una torre humana, y la más alta será el grupo ganador!” (aplausos)
- “Padre, tú que eres grande te colocas abajo, con los varones”.
- “¡Eso, y las chicas que se suban encima!”.
😨 Diosito – pensé yo. Estos huambros creen que uno tiene 18 años…

La torre humana me jundió la espalda, pero es que después hubo que formar una especie de oruga gigante, todos sentados, y ahí te pateaban feo los riñones. Y lo peor fue el juego de hacer una fila con las piernas abiertas e ir pasando por debajo… arrastrarse entre las piernas de una adolescente como Anahí, por ejemplo, que medirá 1,50 m, me arrasó las rodillas… todavía no sé cómo fui capaz. Bienvenidos al encuentro vicarial de jóvenes.

¿Cómo no voy a disfrutar de tres días en medio de un río de 80 chicos y chicas llegados de 13 puestos de misión del Vicariato? No sería yo mismo. Y supongo que se me nota por la cantidad de tonteras, bromas, risas y chorradas que digo, me la paso fastidiando a todo el mundo. He contado esta experiencia tantas veces, que los lectores se van a cansar y creo que ya voy a ir cerrando este blog: con los jóvenes todo coincide, todo cuadra, ahí es… Para mí, una transfusión de energía, optimismo y esperanza.

Esta vez, Vero y Juancho han desarrollado un taller con enfoque y metodología totalmente experienciales, una maravilla (¡gracias!). Nos invitaron a los “adultos” a no quedarnos fuera, a involucrarnos y participar plenamente de cada momento, a hacer lo mismo que los muchachos. Y qué hermosura, de veras. Una de las técnicas nos regresaba al vientre de nuestra mamá; teníamos los ojos vendados, la música y la voz nos guiaban.

Cuando los chicos compartieron lo que habían vivido, escuchamos auténticos tesoros:
- “Me he reconocido”.
- “Me he encontrado conmigo mismo”.
- “He sentido cuánto valgo”.

También yo me reconocí entre ellos, me sentía profundamente “yo mismo”, y como ligero, prístino, conectado con mi raíz, desembarazado de las porquerías que acumulamos los “adultos”, que nos disputamos parcelas de poder, o defendemos con uñas y dientes nuestros intereses…


Las fotos me recuerdan momentos de compartir a corazón abierto sentimientos, conmociones y vivencias pasadas que las distintas técnicas removían en los adolescentes. Un chaval de mi grupo comenzó a llorar sin poder contenerse, y se dieron varios casos similares. Las familias están a menudo desestructuradas, los hijos no reciben la atención que necesitan, hay muchos abusos y ausencias, y las heridas emocionales son sangrantes.

Atreverse a soñar grande; crecer como personas, y para ello sanar lo que duele, identificar y emprender tareas de maduración; creer escuchando el Evangelio, tras los pasos de Jesús; servir, descubriendo el sueño de Dios y respondiendo a su llamado. Más o menos así fue el esquema de “vocación” que se fue desplegando en actividades de silencio e interiorización, diálogo en los grupos de vida, expresión corporal y artística, cantos, dramatizaciones… Beleza, dicen los brasileros.

Un par de días no hubo “misa” como tal (lo cual acarreó alguna protesta), pero sí celebraciones engastadas en las tareas, y en la noche, la fiesta de la vida: traer lo cosechado durante la jornada e hilar reflexión y Palabra con música, baile y expansión. No solo no es imposible, sino que resultó sencillo y natural para los muchachos, además de innovador e inspirador.

Y al final, el envío: la maloka se iluminó de deseos y horizontes, siempre puros y amplios, siempre más allá. Los jóvenes están en época de creciente en nuestro Vicariato: llenan, alegran y fertilizan la misión. Sacuden y despiertan a nuestra pequeña iglesia amazónica, y le otorgan lozanía y empuje. ¡Gracias jóvenes!




sábado, 16 de agosto de 2025

SINODALIDAD-RECONCILIADORA


Con guion, ¿eh? Porque nunca se puede separar un eslabón del otro, especialmente cuando hay conflictos. Y siempre los hay. Además, si pudiéramos acercarnos con un microscópico electrónico de transmisión, de esos que se utilizar para ver dentro de las células, descubriríamos que el guión es en realidad una palabra: discernimiento.

Como la confianza es algo que se contagia a través del fluido de la amistad, resulta que Fernando López, gran jesuita miembro del Equipo Itinerante y gran amigo, me habló de su hermano Elías López, gran jesuita colaborador nada menos que del cardenal Grech, el secretario general del Sínodo de los Obispos. Desde allá se están poniendo en marcha equipos dinamizadores de la fase de implementación del sínodo de la sinodalidad, y uno de ellos es este, donde trabajan Elías y su compañero Javier Bernabéu.

Ambos se plantaron en Indiana, después de semanas de preparación via zoom, y nos sorprendieron a todos los misioneros con una especie de taller-retiro muy diferente a lo que veníamos haciendo los años anteriores. Siempre con el telón de fondo de los Ejercicios ignacianos, y la inspiración de las Escuelas de perdón y reconciliación (ESPERE), nos han hecho vivir una experiencia inolvidable a través de la comunicación sincera y profunda mediante las herramientas que nos han enseñado.

La primera de ellas, “el paso atrás”, es el examen ignaciano bien entendido: escuchar nuestro cuerpo, donde se registran y ubican las emociones, situados lúcidamente en nuestro contexto, para captar e interpretar las inspiraciones del Espíritu, el lenguaje divino. La plastilina nos ha ayudado a expresarlo de forma creativa. Las mociones son energía que nos impulsa a la acción en la dirección del querer de Dios.

“Liderazgo de discernimiento para la sinodalidad-reconciliadora”, este era el título de las jornadas. Liderazgo no es “ser jefe”, liderazgo significa cambio (la primera en la frente). Y se ejerce entre todos, es siempre liderazgo compartido; por tanto, el liderazgo es un proceso comunitario de cambio compartido.

La autoridad juega un papel en el liderazgo, y tiene que ver con la autenticidad, que implica intuición (sensibilidad tras muchas horas de vuelo, escuchar lo silencioso, ver lo invisible), empatía dura (no solo “pobrecito” y pasar la mano, sino “¿por dónde crees que es el siguiente paso posible?”), mi valor añadido (reconocer asertivamente mis talentos y ponerlos al servicio) y saber mostrar de forma sana la propia vulnerabilidad (heridas, miedos, ignorancias… abrir el corazón).

Es liderazgo de discernimiento, es decir, un proceso de escucha del Espíritu, de analizar, entender y contrastar las mociones en orden al cambio. Si no hay discernimiento, se gestiona a las personas. Dios no elige a los capacitados, sino que capacita a los que elige. Necesitamos elevar el nivel de conciencia de la comunidad, el tono espiritual. Si no somos expertos en cuidar la Luz, no tenemos nada que añadir como Iglesia al mundo.

La segunda herramienta, la conversación espiritual en los círculos de escucha, fue el eje sobre el que giró la metodología de la última Asamblea Sinodal. Hemos trabajado en pequeños grupiños, sentados bien cerca, con las rodillas chocando. El modo y orden es así: se plantea la cuestión que se va a tratar, hay un silencio en el que cada cual discierne, y después una rueda en la que todos vamos interviniendo sin que haya diálogo, ni debate, ni réplica, solo escucha abierta y vulnerable. Cuando uno habla, hay que salvar siempre su intención positiva: no puede haber “sí, pero…”. Lo hicimos con una o más rondas, en alguna se permitían más intercambios libres, y al final, después de un último “paso atrás”, siempre compartíamos a qué me está llamando Dios, a qué actuar me lleva.

Todo esto para la construir la sinodalidad. Cómo manejar las polarizaciones, tensiones y divisiones con los pies en el suelo (con-suelo, consolación) eligiendo transformar los conflictos – no resolverlos – sin violencia. Eso supone estar conectados con la Fuente, dejarnos perdonar (“per-don”, regalo excesivo), entregar al Señor mi incapacidad para perdonar, convencidos de que la herida no tiene la última palabra, y buscando con humildad y mansedumbre el próximo paso posible.

Porque “la inteligencia no está entre las orejas, sino entre las narices”: es relacional. Y la sinodalidad es co-creada y discernida en la ternura. Y Elías y Javi son geniales.

sábado, 9 de agosto de 2025

ENTREGA DE REMO EN ANGOTEROS

 
Fueron cuarenta bautizos, ¡cuarenta! Por tanto, fiesta gorda para los kichwas, masato a raudales, la iglesia a rebosar, las warmis con sus mejores galas… Pero también ocasión única porque se despedía pani Domi, Pishcu Chaqui, después de 9 años de compartir la vida con este pueblo. Como es natural, allá me embroqué para vivir ese acontecimiento.

Dominik es una habitual de este blog, protagonista de varias aventuras, inspiración de mi vocación misionera, modelo de amor por este pueblo y persona clave en mi discernimiento para venir al Vicariato. No podía dejar de estar con ella en este momento; primero porque la quiero, y después como representación del obispo, como reconocimiento oficial de su labor y entrega en Angoteros. Así lo declaré cuando me tocó decir unas palabras.

El día comenzó preparando un shunto de sándwiches de atún, pancitos de mantequilla y mermelada, decenas de bolsitas llenas de canchita, galletas y caramelos, junto con varios baldes de refresco y un buen viaje de botellas de gaseosa. ¿Y quiénes armamos semejante refrigerio? Pues las tres religiosas que forman el nuevo equipo de Angoteros: Clara y Nancy, paraguayas Misioneras Siervas del Espíritu Santo, más Pati, peruana de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús. Además, la ecónoma vicarial Anna Borkowska. No sería por falta de autoridades.

Porque sí, se sentía el ambiente especial en la decoración del templo (“Pakrachu Dominik”), los chicos y chicas del internado en pleno, y algunos rostros denotando pesar. Los naporunas no son tan expresivos, es difícil interpretar los estados de ánimo, pero aquella mañana me pareció detectar emociones propias del adiós, el cariño acumulado que pugna por mostrarse, alguna lágrima que se escapó en hombretones hechos y derechos. Sobre todo, al final.

Pero primero hay que contar la celebración. Domi se las ingenió para organizar de manera que no hubiera un completo desbarajuste a la hora los ritos: el achiote, los “soplones”, las wireras, la sal (cachi)… Todo ya lo he relatado acá. Y he de decir que se arma un delicioso barullo, divertido, pero increíblemente ordenado; la gente hace las cosas a su manera, con su gracejo y en su ley. Y siempre respetando la liturgia, ¿eh?

Me pidieron que narrara el evangelio, el episodio del bautismo de Jesús. Para escenificarlo, sacamos a los personajes de entre el público: doña Enercia, que hizo del Maestro, Juan, Dios Pachayaya y la paloma. Resulta que un viejito tiene como chapa justamente “Pachayaya”, así que lo llamé a él para ese papel y durante la representación las carcajadas retumbaron. Me impactó cómo todo el mundo conocía el pasaje, y fue fácil conectarlo con lo que estábamos viviendo.

Se hicieron dos colas en para el agua: Domi, que tiene facultades para bautizar, y yo. La celebración la presiden y conducen los kuyllur runa, que se colocan una especie de peto blanco. Los sacerdotes, cuando estamos, nos sentamos junto a ellos con esa misma vestimenta e intervenimos solo cuando nos corresponde: la consagración, la homilía y poco más.

Llegó el momento de los discursos, fundamentalmente agradecimientos por parte de unos y otros. Más que estar pendiente de las palabras, me impregné del significado y la mística de ese instante: un pueblo indígena que se despide de una misionera a la que han aceptado, querido y considerado una vecina más entre ellos (de hecho, existe el “barro Domi”). Ella explicó que se va por propia voluntad, que siente que ha cumplido un ciclo en su vida y necesita, por bien de todos, cambiar. Y creo que la gente linda, con su sabiduría sencilla y profunda, lo comprendió.

El relevo quedó expresado de manera plástica en el paso de manos del remo, que recoge la imagen. No necesita muchos pies de foto: ahora les toca bogar a ellas, junto con Matías, que llegará pronto. Una nueva etapa en esta misión, en la misma olada de generosidad, respeto y admiración por esta cultura y estas gentes, a quienes Domi ha servido hasta y en su adiós. Gracias, madrina; porque, como leímos hace poco, “amar es también saber irse”.

PS: Cuando ya había terminado todo, llegaban las mujeres para invitarnos a huevos a los kuyllur runa, a mí, al monitor, etc. Fueron una carrafilera de huevos sancochados; algunos me los iban metiendo de frente en la boca (vean el brazo extendido con el vestido rojo en la foto), otros los recogía con mi mano mientras masticaba. Llegué a tragar tres o cuatro y tenía siete u ocho esperando…



sábado, 2 de agosto de 2025

PERLAS DEL ARZOBISPO DE LIMA EL DÍA DE FIESTAS PATRIAS


Visto con ojos de español, varias cosas del día de Fiestas Patrias me parecen increíbles. Una: que acá en Perú haya una misa oficial, y que en ella el arzobispo de Lima pueda dirigirse de frente a las autoridades del país, en un programa de máxima audiencia.

Dos: que, en esa homilía, Mons. Carlos Castillo le haya dicho a la presidenta de la República, los congresistas y políticos en general, su vida, las verdades del barquero, les haya “sacado el ancho” sin tapujos, con claridad cristalina y sin ahorrarse un matiz.

Y tres: que el nivel de hartazgo de la clase dirigente en este país haya escalado hasta las mismas cumbres de su impunidad y su corrupción, de modo que el mensaje del obispo haya pasado medio desapercibido, como el discurso de Dina.

Por eso me interesa reproducir acá algunas frases tomadas de la página de Facebook del Arzobispado, por si así puedo dar un poco de difusión. Cito en cursiva y comento algo… pero no necesitan mucho aderezo.

“Para ser un verdadero dirigente se requiere sentir las tareas encomendadas desde las vísceras más hondas de su vocación. No es actuar como un simple y triste funcionario, lleno de criterios superficiales, frívolos y banales, ni distraerse en cosas de poca monta”.
Y, sí. Estamos perdidos en Rolex, operaciones estéticas y subidas de sueldo mientras 11 millones de peruanos no tienen acceso a agua potable ni sistemas de alcantarillado.

“La actitud dictadora y mandona viene de personas sin vocación entrañable. Quizá por eso, el sujeto dirigencial se forjó sin vocación democrática, primando más los intereses particulares que el amor entrañable en favor de todos”.
Ahí está, creo, la raíz de la mayoría de los males: los políticos buscan su propio interés por encima del bien común, el gobierno favorece a los “dueños del Perú”, los congresistas hacen leyes para beneficiar a las empresas mineras, madereras… de las que son dueños.

“Gracias a Dios que nuestro pueblo no calla porque es un pueblo digno, consciente de que la República es para todos. Y, porque desde esos movimientos que surgen por todos lados, se va generando un nuevo consenso nacional”.
Realmente la sociedad civil está generando plataformas ciudadanas que pueden ser una auténtica alternativa a los partidos políticos tradicionales, formados nomás para enriquecer a sus cuadros.

“No contribuyamos a que surja la anarquía, hagamos una autocrítica todos, incluso la dirigencia eclesial. Reconozcamos que una amplia capa de la dirigencia nacional vive de espaldas a la mayoría y solo ve su propio interés”.
También las autoridades eclesiales tienen que vigilar para no caer en la tentación del autoritarismo, el ensimismamiento y los intereses particulares.

“Nuestro pueblo percibe que son pocos los que actúan por vocación de servicio, como María, y que un espíritu mafioso se ha apoderado de nuestros corazones, dejándose llevar por la malsana tendencia mundial de la indiferencia egoísta y tiránica”.
Asu, acá más o menos llama “mafiosos” a los políticos. Realmente estamos gobernados por una coalición que Pilar arroyo califica de “autoritaria, ultraconservadora, mafiosa y corrupta”, que estos años ha destruido muchos avances en políticas públicas tan importantes como educación, salud, transporte, medio ambiente, minería, tributación, etc.

En fin… este pueblo al menos grita por sus derechos y cuestiona a sus gobernantes, y aleluya si lo puede hacer mediante la tribuna del obispo de Lima, de la Iglesia. No salgo de mi asombro ante el grado de: el deterioro social y económico del Perú; la caradura de ministros, diputados, gobernadores y alcaldes; el sufrimiento de la inmensa mayoría de la población; y el manejo de los medios de comunicación para amañar, lavar, esconder y tergiversar.

A pesar de todo amo este país: ¡viva el Perú!