Ya no es solamente que la IA aparte a los políticos y los
obligue a ser comediantes, como en el programa especial de Nochevieja de José
Mota, sino que de frente los sustituya al mando de las instituciones. Tal
vez nos iría mejor y no tendríamos que sufrir las acostumbradas raciones de bochorno
e indignación.
Leí días atrás que, en Perú, el salvaje asesinato a balazos de
una abogada destapó una presunta red de prostitución en el Congreso. Parece que
el jefe de la Oficina Constitucional del Parlamento – nada menos- habría contratado
a meretrices en su despacho, haciéndolas pasar por asesoras o secretarias, con
el fin de ofrecerlas a algunos diputados para “prestarles servicios”. Sinceramente,
no me imagino a Los Chunguitos urdiendo algo semejante.
Las pesquisas señalan que el pata organizaba fiestas
en casas alquiladas donde brindaba las atenciones de las mujeres víctimas de
la red - reclutadas por la letrada finada -, y todo a cambio de conseguir votos
en diferentes mociones y proyectos de ley en el pleno. Digno de una mala
película de serie B. Claro, que no tan gore como la performance de las
fuerzas del orden disparando contra los manifestantes en diciembre de 2022.
Tenemos un gobierno que directamente mata a sus ciudadanos en lugar de
protegerlos.
Por otra parte, un magistrado del TC se descolgó con unas
declaraciones en las que ponía en duda la existencia de los pueblos indígenas
en aislamiento. No importa que el Estado disponga de 269 evidencias documentadas
y recogidas en reportes oficiales, solo de los años 2022 y 2023, que detallan la
presencia y desplazamiento de estas comunidades en la Amazonía peruana. Él cree
que no hay, y punto; debe ser del equipo del ministro de educación, aquel de
las “prácticas culturales” que ya comenté.
Pero ejemplares de estos premios nóbeles que rigen
nuestros destinos los hay por todas las latitudes. En España está la gente entretenida
con una trama que implica al partido reinante: dinero que circula en cajas B y
sobres, adjudicaciones de obras amañadas, pelotazos con la venta de
mascarillas en lo más crudo de la pandemia, y hasta un alquiler de más de
2000 € mensuales para pagar el piso de una amante en pleno alarido nacional
por el precio de la vivienda.
Extremadura, que es mi región, junto con Ceuta y Melilla,
son los únicos territorios que aún no han recuperado los niveles económicos de
2019; es decir, como muchos enfermos, acá no levantan cabeza después del coronavirus.
Mientras tanto, la Asamblea extremeña no logra sacar adelante los
presupuestos, es decir las migajas que nos dejan. Por lo visto el tratamiento
de los inmigrantes es uno de los mayores escollos para el acuerdo. Pero sin
ellos, su trabajo y sus afiliaciones a la Seguridad Social, el sistema camina
hacia el hundimiento total…
Mejor ya no hablemos del tren catastrófico, o de las listas
de espera interminables para el especialista, o de la carretera N-432 con sus
habituales accidentes y obras de ampliación aparentemente iniciadas pero
detenidas sine die… Poco importan el bien común y las necesidades de
la población; tampoco las ideologías de derechas o izquierdas en el caso de
que existan (como los PIACI). Prevalecen los cálculos del tacticismo partidista,
la obsesión por conservar el poder a toda costa y los desmanes propios de
cintura para abajo: el bolsillo y la bragueta.
Sexo, dinero, poder, pasiones tan viejas como el mundo. Pero
como la IA está formada por máquinas, en teoría estarían libres de todo eso que
a los humanos hace perder pie, ¿cierto? Entonces quizás salgamos ganando si
despedimos a nuestros inefables dirigentes y colocamos en su lugar a ese
artilugio, antes de que los algoritmos imiten lo peor de la especie.
Digo yo que saldría barato porque los políticos no necesitarían casi tuneado o maquillaje para su nueva profesión teatral, como hemos visto en la tele; aunque más que cómicos, son patéticos.