De pronto ocurre. Volteas la cabeza y ahí está. Repentina e
irrefutable, exhibiéndose y al mismo tiempo guardando ese recato propio de la
naturalidad. Insinuándose sin rebozo. La hermosura te ofrece de vez en cuando, generosa,
alguno de sus semblantes.
Sucede a menudo durante un distraído paseo, sin previo aviso,
aunque nunca puedes estar preparado para esas dosis colmadas de gracia. Un
atardecer como éste de Indiana, por ejemplo, aunque el sol esté finamente
omitido; o una sonrisa de un niño que se cruza contigo, premio tan sencillo
como esplendoroso.
Puede aparecer sin que salgas de tu cuarto, de repente un verso te
aborda y se detiene el tiempo, el perfume de la delicadeza resuena en el
silencio. Como el otro día leyendo a Miguel Hernández, que le escribe a su
esposa desde la cárcel:
Un día iré a la
sombra de tu pelo lejano
Hay personas preciosas; por dentro, en ocasiones por fuera
también. Cuando estoy con ellas (o ellos) tiembla un pájaro en mi pecho*
en lenguaje de Sabina; esa conexión energética con la hermosura, la bondad y el
bien me nutre y acicala mi espíritu. Me siento pleno, humildemente orgulloso y
me amo más a mí mismo… No acierto bien a expresarlo, las palabras me estorban
un poco.
Quizás esta escena de “American beauty”, obra maestra del
cine, me auxilie. Recuerdo que ya solamente la música me estremeció. No es más
que una bolsa que el viento mece caprichosamente, pero el muchacho se
experimenta desbordado: “A veces hay tantísima belleza en el mundo que
siento que no lo aguanto; y que mi corazón se está derrumbando”.
Algo así. Son como resquicios en los que la realidad muestra la
gloria. Y entonces agradezco lo bonita que es la vida y lamento que sea tan
corta, pues tarde o temprano terminará…
Esto es lo que me sale hoy. Me doy cuenta de que cada vez que he
escrito belleza podía haber usado mayúsculas: Belleza, Hermosura, Bien, Gracia,
Realidad... Hubiera cuadrado perfectamente; es Ella, que en cada instante se
acerca a nosotros y, cuando estamos atentos, se desvela y entrega espléndida.
* En la canción “Tratado
de impaciencia número 10”.
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