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¿Cuántos años llevas en el Vicariato, padre?
- Dos.
-
Pues parece que llevas más tiempo.
- …
No me acuerdo exactamente de quiénes, pero dos o tres misioneros del Vicariato coincidieron
haciéndome este comentario últimamente. Me recordó a algo que me dijo
Antonio Herrera, salesiano en Togo, uno de los primeros veranos que pasé allí
siendo estudiante: “Parece que amas
África antes de conocerla”. De los mejores piropos que me han echao nunca.
La
primera noción que tuve del Vicariato fue por internet. Navegando, supongo que atraído por el gusanillo de las misiones en
los años de Santa Ana, me topé con la página web de San José del Amazonas. Miré
el mapa, las imágenes de la selva, los rostros de los misioneros que ahora son
mis compañeros, y pensé: “Madre mía, pero
esta gente ¿cómo pueden? Todo el día yendo en bote por esos ríos…”. Lo
pienso ahora y me hace gracia: cómo iba yo a sospechar ni por un momento que
acabaría aquí.
Pero
sí, este es mi sitio. Lo supe el primer día que
puse el pie en Punchana, y eso que apenas llevaba cuatro meses en el Perú y
estaba llegando a la diócesis de Chachapoyas y comenzando mi misión en Mendoza;
luego fui a Indiana, escuché los cantos en kichwa de la toma de posesión del
obispo Javier, vi a los danzantes con vestimentas indígenas, entré en la
maloka… “No puede ser, pero si acabo de
empezar en otro lugar” me decía a mí mismo, pero era irremediable. El Vicariato estaba en mi corazón desde antes de
conocerlo.
Cuando ya vine, mi compromiso fue con todo
el territorio, disponible para ir a cualquier lugar. El viaje que hice los
primeros meses a la mayoría de los puestos de misión, el CEFIR en Aguarico y
también el trabajo de ordenar el archivo vicarial me ayudaron a tener un
conocimiento inicial bastante completo de la historia y el presente de esta
familia misionera. Conversé mucho con los rukus,
los más veteranos y expertos, acribillé a preguntas a Domi. Creo que hoy por hoy puedo decir que tengo
el Vicariato en mi cabeza, en lo que es
posible en solo dos años.
El Nuncio Apostólico en el Perú nos visitó el último día de la Asamblea, ¡y cómo disfrutamos con él! |
En la pasada Asamblea me daba cuenta de que
un montón de gente me preguntaba dudas sobre horario, trabajo, funcionamiento…
Yo no era el coordinador general, pero es cierto que el diseño de la
metodología de evaluación y programación lo craneó
un servidor. El resultado fue un magnífico objetivo general para este año: “En camino sinodal, fortalecer nuestro
Vicariato de San José del Amazonas, para que sea Iglesia en salida,
comprometida con la defensa de la vida, la cultura y la tierra, a la luz de la
Palabra de Dios, mediante la formación y la interculturalidad”. Toma ya. Y
los lineamientos qué: 1/ Caminar juntos
con los pueblos indígenas y amazónicos. 2/ Formación integral y permanente de
misioneros y agentes pastorales.
Como es habitual, nos hemos sacado el ancho o dado una paliza en la Asamblea Vicarial, pero se hace descansadamente porque me apasiona este servicio
de ayudar a soñar juntos un rostro cada vez más amazónico para nuestra Iglesia.
Amo el Vicariato, esta tierra, estas
gentes, estos compañeros de camino, nuestro pasado hecho de entrega heroica,
las heridas y el “hoy de Dios”. Creo en el futuro y me veo en él poniendo alma
y vida.
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