Estas semanas en España he visto algunas cosas que me han
producido estupor hasta el punto de plantearme si serían ciertas, o bien obra
de la inteligencia artificial. Aunque hay por todas partes emanaciones de
la estupidez humana, eso también.
O de la codicia o la maldad, claro, que son primas. Me llegó
una información dando cuenta de la proliferación alarmante de la minería
ilegal en los ríos de la Amazonía peruana norte – región Loreto. Esta
actividad conlleva a la deforestación de bosques primarios y también afecta a
los principales ríos, generando una peligrosa contaminación debido al uso
de sustancias como el mercurio y otros metales pesados en la
extracción del oro. En nuestro Napo sabemos que el nivel de mercurio en
el agua es al menos 5 veces mayor que los estándares de la OMS.
Al rato de leer aquello me encuentro con una entrevista en
video con este titular: “Ser ‘youtuber’ es un trabajo muy desgastante que
tienes que hacer día sí y día también”. Vaya por Dios. No creo que sea
como la tarea de los chaucheros de Iquitos, que pueden conocer
también en video acá. A veces veo cargadores ya mayores acarreando tremendos
fardos gradas arriba y gradas abajo … no sé cómo pueden. Pero no queda
otra, hay que salir día sí y día también a ganarse el pan.
Me ha impactado a full el asunto de los seguros de
mascotas; y no me refiero tanto a la cobertura de responsabilidad civil,
que me parece bien (cuando era niño me mordió el perro de un turista y hubo que
ir a buscarlo en un coche Z de la policía municipal a ver si estaba
vacunado), sino a otras prestaciones de tipo médico: asistencia veterinaria,
“estancia en residencia por hospitalización del asegurado”, consultorio
telefónico…
En la región Loreto apenas hay un médico por cada 10.000
habitantes, y la asistencia sanitaria, lejos de estar asegurada, es muy
deficiente o directamente inexistente cuando nos adentramos en lo profundo
de la selva. La cantidad de perros y gatos es incontable, muchísimos sin dueño…
Recuerdo infinidad de perros esqueléticos, sarnosos, hambrientos, enfermos.
Volvamos al agua: veo más dispensadores en las casas,
parece que cada vez más gente no quiere beber el agua del grifo, y hay empresas
que se encargan de abastecer: “nunca te quedarás sin agua. Te la
llevamos a casa para que, con este dispensador que te cedemos gratis, te sirvas
un vaso bien frío siempre que quieras”. Qué majos.
Pero ¡el agua de la red pública suele ser de gran calidad!
No se valora el hecho cotidiano de abrir la llave y que salga agua al toque,
agua potable, limpia, tan accesible… Pienso en la gente que vive junto a quebradas
que se secan en la época de vaciante y tiene que caminar hasta encontrar un
caño para lavar, para bañarse y para consumir. Pero lo más dramático es que
en el mundo nos estamos quedando sin agua a marchas forzadas, y creo que no
somos conscientes.
¿Y qué puedo decir de la aparición de la inteligencia
artificial (IA)? Un grupo de chivolos en un pueblo cerca de mi casa han agarrado
una herramienta simple de IA, han compuesto imágenes de 30 compañeras de
instituto desnudas bajando fotos de sus rostros de tiktok (creo), y las han
zampado a las redes sociales. Toma castaña. Todos son menores de
edad, y algunos tienen menos de 14 años.
No hay forma de distinguir la realidad de la creación,
pueden hacernos tragar ficciones y engañarnos impunemente. Me pregunto cuánto
tiempo llevan haciéndolo… Pero esta foto no está manipulada: ¿será el único
coro del mundo en el que absolutamente toditos tocan la guitarra? Son de la
parroquia de Fuentes de León (Badajoz), cuya generosidad me dejó también
estupefacto. Y eso merece una entrada completa, próximamente.
No se donde vamos a llegar, los empobrecidos cada vez más pobre y aquí cada vez más preocupados por el tener que por el ser. Un abrazo
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