Un saludo desde Isla Cristina, donde llevo cuatro días de
vacaciones. Es un gusto regresar a España, estar con mi familia… y descansar.
Que buena falta me hace.
Físicamente he llegado con las justas, después de un medio
año en que, lo veo ahora claramente, me he pasado… Demasiados viajes demasiado seguidos
por todo el Vicariato, poquísimo tiempo en la sede de Punchana; mucho ir y venir,
mucho ajetreo, poco sentarme en mi silla y poca pausa.
Mi cuerpo lo sabía antes de venir, noches de sueño rebelde y
discontinuo; y lo corrobora esta semana, porque no acaba de arrancar. Toca
dedicarse a descansar decididamente, tomando medidas para reducir, ralentizar y
desconectar.
Me siento exhausto, que según la RAE significa “enteramente
agotado o falto de lo que necesita tener para hallarse en buen estado”. Y
sí, extenuado sí. Pero afortunadamente también tengo lo que necesito para
recuperarme y volver a encontrar plena forma: el cariño y la compañía de los
míos, el sol onubense, buena alimentación, paseos por la playa con risas, y la
cercanía del mar.
Fatigado pero contento ¿eh? Satisfecho con mi vida, tal y
como es ahorita, a pesar de que a veces reclame. Molido pero feliz; y más ante
la perspectiva de visitar en septiembre mis pueblos, de abrazar a mis amigos.
Ojalá este año haya tiempo para todo lo que me he propuesto.
Tengo ante mí una tortilla de papas hecha por mi mamá y un
plato de boquerones frescos de hoy. Con una copa de vino tinto en la mano recuerdo
aquel verso de Serrat: “Bienaventurados los que están en el fondo del
pozo porque de ahí en adelante sólo cabe ir mejorando”. Pues eso.
¡Hasta pronto!
Bien ganando tienes el descanso. Disfruta con tu familia. Un abrazo.
ResponderEliminarBien venido al terruño cesar
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