viernes, 24 de junio de 2022

EL FABULOSO “PLANETA ESTRECHO”


HUAIUMA
En la cosmovisión del pueblo indígena Murui, huaiuma es un pájaro humilde. Es el nombre que ha elegido este grupo de danza y canto, unos cuantos jóvenes que sueñan con remontar el vuelo y recuperar sus raíces culturales, y se han puesto manos a la obra. Todo es posible en este mundo particular y apasionante que es San Antonio del Estrecho, en el río Putumayo.


DESBARRANQUE
Hace tres semanas, el ataque silencioso, constante e implacable del río se manifestó también acá, parecido a como sucedió en enero en Santa Clotilde. En mitad de la noche, gritos de vecinos del sector del mercado alarmaron a la población entera. La calle 28 de julio estaba hundiéndose, tragada por un enorme socavón. Las viviendas situadas al borden del abismo debieron ser desalojadas a toda prisa, la gente saliendo con lo puesto. Un espanto.


La luz del día desveló una escena estremecedora: veredas rotas, paredes derrumbadas, la tierra roja abierta como un cadáver en la mesa de autopsias, tubos al aire, pilares flotando, y sobre todo la certeza de que esto no ha terminado...
La gente sintiendo un cóctel de resignación e impotencia. Algunos afectados, valientes por obligación: “Me quedo acá porque no tengo dónde ir”; otros, más bien tercos: “En mi otra casa no hay baño” o “¿Y qué hago con mi tiendita?”; y todos regalando su mejor sonrisa, como si no pasara nada: “¿Qué se puede hacer?”, “Por algo será”. Este pueblo me asombra.

MANGUARÉ
Para celebrar la fiesta patronal de San Antonio de Padua, la parroquia ha conseguido este manguaré, que, desde ahora, y seguramente como primicia mundial, va a sustituir a la campana. En el mundo amazónico todo funciona mucho por el oído (a veces la música es atronadora), y por tanto este modo de avisar y comunicar es un acierto. Incluso planean armar un taller en el que un sabedor enseñe a los jóvenes a tocar el manguaré, para que se transmita este hermoso uso cultural. Y es que no se aporrea así nomás: de los dos, hay un manguaré mujer y otro varón. Le pregunté a unos niños de unos siete años, que estaban enredando, cuál es cual; los huambros dieron un par de golpes y sin dudar señalaron a uno y a otro. Me quedo a 🏁.

SACHAVACA
“¡Ya está acá otra vez!” – escuché ya revestido en la puerta de la iglesia, a punto de comenzar. Y resulta que era una sachavaca que de vez en cuando aparece. Es un animal de monte que, como tantas especies de fauna y flora en la Amazonía, está siendo exterminado por el afán depredador del ser humano. Según me cuentan, prefiere venir los domingos cuando hay sacerdote (en Estrecho no lo hay permanente, les atiendo yo como puedo), se ve que es una sachavaca católica de las de toda la vida.

MAIJUNA
El programa del festejo anuncia una “feria gastronómica indígena” en la quebrada el Sabalazo, así que hacia allá nos dirigimos raudos y hambrientos. Nos encontramos con un evento electoral: un candidato a la alcaldía del Putumayo ha organizado un concurso de comidas típicas de las cuatro culturas originarias de la zona: Murui, Kichwa, Maijuna y Arabela. Nos sentamos en las gradas de la losa deportiva y vemos que el Jurado Calificador va pasando por las cuatro mesas para probar los alimentos (explican por los parlantes que no nos preocupemos, que después van a invitar a toditos los asistentes a almuerzo).


Mientras los jueces deliberan, hay una pequeña actuación de danzas ancestrales. Los atuendos de los grupos son espectaculares. Los varones de la maloka de Maraidicai llevan raíces en sus cabezas, los arabelas entonan suave y sostenido, Huaiuma con espectaculares pinturas negras de huito sobre sus cuerpos… Finalmente es la comida maijuna la que vence. A esa hora ya estábamos degustando un rico plato de pescado con kasabe.

MEDARDO
La fiesta del aniversario del distrito (69 años) no está secularizada, sigue unida al patrón San Antonio y al recuerdo de la llegada a este lugar del franciscano canadiense Medardo André en 1953. En la noche cultural, los alumnos del colegio primario representan ese momento fundacional del pueblo: el misionero con alba y barba bajando del bote. Es algo encantador que en otros lugares del Vicariato se ha perdido. Y desde luego, el p. Medardo debió ser todo un personaje; elegido por el primer obispo para iniciar la misión en el Putumayo, carácter fuerte, muy inteligente… Dejó su huella aunque solo permaneció cuatro años.

NAOKY
“¿Me la das a tu hija? Me la llevo a Iquitos” – le pregunto a la mamá de Naoky, y los tres nos reímos. Naoky es mi secretaria de la vigilia pascual (“sujeta el foco”, “a ver pásame el libro…”), pero más que eso, es como el icono del encanto de este pueblo. Su hermosa sonrisa, profundamente amazónica, su simpatía… Cada vez que nos vemos nos damos un abrazo. Sí, Estrecho, te quiero mucho y acá me siento a gusto.

2 comentarios:

  1. Gracias Padre César, por qué con sus palabras me hace vivir bellos episodios de los caseríos del Vicariato, bendiciones.

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  2. Me encanta leer lo que escribe mi jefe

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