Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al abismo, al fuego que no se apaga.
Y si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al abismo.
Y si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al abismo, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Todos serán salados a fuego.
Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la sazonaréis? Repartíos la sal y vivid en paz unos con otros.
Que la rotundidad de estas expresiones no te frene ni te asuste.
Aquello que te impide seguir a Jesús,
no lo justifiques ni lo aplaces, sino afróntalo con decisión.
Lo que supone para ti un obstáculo para crecer, identifícalo y extírpalo.
No hagas componendas con la mediocridad ni pactes con el mal.
Lo que supone para ti un obstáculo para crecer, identifícalo y extírpalo.
No hagas componendas con la mediocridad ni pactes con el mal.
Sin demasiados cálculos, “sin diseños ni intentos”*, con la
claridad de la coherencia.
Arranca de raíz todo lo que en tu vida es tropiezo y doblez.
Acepta las consecuencias y las renuncias de tu decisión por Jesús, que no tiene vuelta atrás.
Acepta las consecuencias y las renuncias de tu decisión por Jesús, que no tiene vuelta atrás.
No seas tibi@ ni sos@.
*San Ignacio de Loyola
*San Ignacio de Loyola
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