Si te piden una misa para celebrar el aniversario de la creación política de la provincia de Rodríguez de Mendoza, las autoridades se exponen a escuchar una homilía como ésta:
Queridos hermanos (señor alcalde, subprefecto, comandante,
regidores, miembros del poder judicial, sanitarios, profesores, autoridades…):
Estamos celebrando el aniversario de nuestra querida
provincia, Rodríguez de Mendoza. Es un día de fiesta para felicitarnos por
vivir en un lugar tan hermoso, con un precioso patrimonio natural y cultural y
un pueblo guayacho que es famoso por su carácter acogedor y alegre. ENHORABUENA
pues!
Hace 84 años que formamos no solo una entidad jurídica, sino
una comunidad política. “Comunidad política” nos hace pensar en la política de
partidos, pero es algo muy distinto: una comunidad humana, una
provincia-familia que reconoce un legado común y proyecta un destino común. Un
único camino para todos, una vida que vivir juntos cada mañana; un pedacito de
Amazonas, una red de relaciones, una casa, una tierra que dejar a nuestros
hijos.
Una comunidad política lo es de verdad cuando los
representantes de la soberanía popular son elegidos democráticamente en
procesos electorales limpios; cuando los poderes y autoridades actúan con autonomía pero en coordinación, respetando las reglas del estado de derecho; cuando las
instituciones públicas funcionan al servicio del bien común y bajo el imperio
de la ley.
Hemos de reconocer hermanos, que en nuestro país (que
también es ahora el mío) todavía tenemos camino por delante para alcanzar una
madurez institucional y democrática a la altura de lo que nuestro pueblo
merece. Junto a la inseguridad ciudadana, la corrupción es percibida como el
primer escollo que obstaculiza el crecimiento del Perú. Es un mal estructural
que recorre de Puno a Tumbes todo el tejido social, económico, político e
institucional, y nadie está a salvo; tenemos el reciente caso del asesor
presidencial Carlos Moreno en ese turbio asunto de las privatizaciones de
servicios de salud donde está envuelto incluso el Arzobispado de Lima… nada
menos.
Es un fenómeno que contagia todos los niveles del Estado,
desde el despacho del presidente de la República hasta el poder judicial, los
gobiernos regionales, los alcaldes y los funcionarios. De hecho, según la
Procuraduría Anticorrupción, hace un año, el 92% de los alcaldes del país (casi
1.700 de 1.841) estaban siendo investigados por presuntos actos de corrupción
vinculados a diferentes delitos. Las pérdidas por corrupción ascienden a más
33.000 millones de soles al año, y en 2016 se estima que se ubicará entre un 3
y un 5% del PBI… unas 25 veces la cantidad destinada este año a programas sociales
como Pensión 65 por ejemplo.
Tal vez sea bueno recordar las palabras de Pablo: “No hay
autoridad que no venga de Dios, y los cargos públicos existen por voluntad de
Dios”. Uuuf. Hermanos alcaldes, comisario, jueces, fiscales… su autoridad les
viene de Dios, y ustedes están ahí en sus cargos por voluntad de Dios. Su
servicio es sagrado. Los ciudadanos les han votado, pero Dios los ha elegido. Primero
para que sirvan al pueblo, para que trabajen no en provecho propio, sino
buscando el bien común. Saben que el poder da muchas satisfacciones, pero
también, si lo ejercen con responsabilidad, es una cruz muy pesada y supone
grandes sacrificios. No utilicen hermanos su autoridad para sacar ventaja, más
bien déjense la piel para que la vida sea más humana, para que se respeten los
derechos de todos, para que crezca el desarrollo y el bienestar, especialmente
de los más desfavorecidos.
Segundo: Dios los ha elegido para que sean referentes.
Ejemplos de integridad, de honradez y de buen hacer. Cada día vendrán con
ofertas y proposiciones… no se dejen engañar por la seducción del dinero. No
vale la pena. No coimeen a su alma. Ustedes son el brazo de Dios, el
instrumento para que el Señor haga su obra. Sean recordados por justos, por
generosos y por honestos. Es una puerta muy estrecha, como dice el evangelio;
normalmente evitamos pasar por ella porque lo justificamos todo: “todo el mundo
lo hace”, “nadie se va a enterar”, “total por una vez”… Y así, desde los
distritos más pequeños y perdidos hasta los ministerios y palacio de gobierno,
entre todos impedimos que nuestro país despegue. El año pasado, en la reunión
del presupuesto participativo, una cifra se me quedó grabada: el 40% del dinero
público no llega a su destino en el Perú… se queda en el camino, en los
bolsillos de unos y de otros.
“Todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con
ellos: ahí está toda la Ley y los Profetas”. Esa es la clave, el secreto para
vivir bonito unos con otros, para formar una auténtica comunidad que construye
futuro. Portarse con el otro como a ti te gustaría que se portasen contigo. A
todos nos invita el Señor a esto; a toditos sin excepción. A buscar el bien
común saliendo de nuestro propio querer e interés. A todos. Y ustedes, señores
autoridades (conmigo dentro), son los responsables de que esta sea la ley que
domine nuestra vida.
Rodríguez de Mendoza es una gran provincia, un pueblo
bello, una tierra de Dios. Es un honor ser sus autoridades. Por la intercesión
de nuestro patrón San Nicolás pidamos al buen Dios que nos de claridad en la
inteligencia y coherencia en el corazón. Para que nuestra provincia-familia,
nuestra comunidad, avance hacia un futuro cada vez más luminoso, marcado por la
justicia, el desarrollo integral y la protección de los más débiles.
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