martes, 5 de mayo de 2015

LA NIÑA BONITA


Mañana 6 de mayo se cumplen 15 años (!!) desde que el cardenal Carlos Amigo dijo aquella frase en la homilía de mi ordenación presbiteral: "Y como premio... serviréis a vuestros hermanos". Diosito: ¡15 años de cura!

Si me hubieran contado aquel día todas las cosas que iban a ocurrir, jamás lo hubiera creído. Si me hubieran dicho que hoy estaría en Perú, como sacerdote diocesano, en una parroquia inmensa y con otros dos compañeros, le habría olido el aliento al visionario. Nada ha resultado ser como yo me había imaginado, todo lo previsto quedó en pura teoría, Dios lo ha ido haciendo saltar por los aires mientras, con una sonrisa tierna y burlona, me ofrecía experiencias, personas y lugares magníficos para cuidarme y educarme.

Ya escribí hace tres temporadas que en estos años "todo ha sido mucho más" de lo que yo podía atisbar. Mucho más lindo, mucho más duro, más auténtico, más intenso, más difícil, más variado, más luminoso y más feliz. Por aquel entonces iba por la mitad de mi tiempo en mis Valles, ¡y qué tesoro más precioso guardo en mi corazón desde que me marché! Todo lo que allí viví me sigue haciendo el bien: el cariño de las personas, el trabajo en las parroquias, las experiencias que compartimos, todo eso ahorita me ayuda, me da equilibrio, me sigue construyendo, alimenta mi confianza en mí mismo y condimenta de sentido el camino.

Pero faltaba el Perú. Madre mía. Primero el sentirte misionero, que eso te queme de entusiasmo y de empuje y al mismo tiempo que el desgarro te duela en las entrañas. Luego, llegar a esta realidad y sentir que tus capacidades quedan atenuadas, tus mecanismos personales no funcionan y tus certezas pastorales son cuestionadas. Los hallazgos ya probados, tus pequeños trucos, tu manera de hablar, tus chistes y tus gracias... todo lo has de poner en remojo y volver a empezar. Disminuir y disponerte a escuchar porque todo es diferente.

Sin embargo, el lenguaje del cariño está en la misma longitud de onda. Es impresionante cómo nos quiere la gente, y lo expresa con un montón de pequeños detalles sencillos y constantes: un cuy que te traen a la casa, un cafesito después de misa, incontables "gracias" que se te pegan al oído, manos que estrechas, una llamada para que vayas a almorzar, sonrisas como cancha, un mensaje dando ánimos, un "muy bonita la misa, padre", una naranja que te dan hasta por la calle...

A golpe de cariños me voy "acostumbrando", como se dice acá. Ya no necesito tapones para dormir, la comida me sabe más rica, paseo por Mendoza como por casa, el tránsito intestinal es fluido (...), le voy cogiendo el ritmo a la parroquia y poco a poco veo que voy formando parte de la vida de esta gente. Hasta me parece que se enteran de lo que les cuento en la homilía, y creo que entiendo mejor cuando vienen a conversar.

Y luego está lo que cada día Diosito te pone por delante. Hoy he visitado a Casandra, una chica enferma que, con casi 20 años tiene un cuerpo de una niña de 8. Lleva varios días malita, no duerme, llora todo el rato, pero como no puede hablar no saben qué hacer. Esa madre... qué impotencia, que agotamiento en su rostro, qué lucha de toda una vida, qué amargura: "Ójala Dios se llevase ya a mi hija, padrecito". Y yo allí, sin palabras, solo era capaz de cogerle la mano. Era su pobreza y su desgracia unida a mi pobreza y mi incapacidad; solo tenía el óleo santo para darle, solo podía confiar en la bondad de Dios por si a la mamá la aliviaba. Qué crudo es ser cura.

Pero qué hermoso. Qué completo, qué arriesgado, qué trabajoso, qué estupendo y qué tremendo. Gracias a todos los que, en estos 15 años, me habéis enseñado. No puedo pagaros más que con devoción y afecto incondicionales. Una de las últimas, Marllory, la niña de la foto (¿a que es bonita?): con ella aprendí a comer guabas al toque y me eché una partida a encestar los huesos en un plato. Ganó ella, pero yo progreso adecuadamente.

4 comentarios:

  1. Felicidades por esos 15 años llenos de.vivencias. Me alegro de haber pasado alguna de ellas contigo, y también me alegra enirmemente que nos sigas haciendo partícipes.de las actuales. Sabes.que.estamos contigo. ¡Un abrazo enorme y adelante que lo haces muy bien!

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  2. Felicidades por esos 15 años llenos de.vivencias. Me alegro de haber pasado alguna de ellas contigo, y también me alegra enirmemente que nos sigas haciendo partícipes.de las actuales. Sabes.que.estamos contigo. ¡Un abrazo enorme y adelante que lo haces muy bien!

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  3. Muchas felicidades. Y que Diosito te siga bendicendo-nos por otros muchos años.

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  4. Felicidades,y que Diosito te de mucha fuerza para segguir.Con nosotros tambien viviste parte de esos 15 años,poco tiempo,pero lo suficiente para quererte y tu enseñarños un monton de cosas.Que dios te bendiga ahoora y siempre.Te queremos.

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