Son días muy especiales. Quedan dos semanas para marcharme a Perú y soy un cura sin parroquia, rodeado de maletas a medio hacer y con el oficio de despedirse a golpe de kilómetros y misas. Días raros, algo ajetreados y más cansados de lo previsible, en los que me cuesta encontrar momentos de calidad para escribir. Aquí van unos retazos de crónica.
A Atalaya y La Lapa dije hasta luego presidiendo la Eucaristía en San Isidro y San Antonio, degustando un plato de conejo a la brasa y subastando una teja decorada para Valentina. En Valverde de Burguillos, cuando estoy con el prefacio, ya noto cómo se acerca esa melodía que me encanta, que me hace sentir Extremadura en lo más profundo de mi corazón: "Santo santo te aclamamos, santo santo eres Señor... Al que viene desde el cielo..." (https://www.youtube.com/watch?v=JrQ8Ouxd0M8); y luego el tiririrín de las guitarras y las bandurrias, que me pone los pelos de punta: ¡amo mi tierra!
Fue como siempre un gustazo pasar el 12 de septiembre en Valencia del Ventoso, a los pies de nuestra patrona la Virgen del Valle. Al final de la Eucaristía, entonando un himno de sabor tradicional, se me saltaron las lágrimas: "Adelante, nobles valencianos...". Menos mal que estaba en una esquinita y no se me vio mucho. Luego, un viaje de besos, saludos y abrazos; y esta vez una colección de buenos deseos y de espaldarazos de confianza: "Tú puedes, ya verás como te va a ir bien". Cuánto quiero a mi pueblo Valencia.
Fui también a Zafra. Las clarisas se preparaban para rezar vísperas y, como siempre, las sobresalté con mi ruido, jeje. Les pedí oraciones ante el gran viaje (las voy a necesitar), y ellas me dijeron cómo les gustan mis Valles desde que han leído mi libro. Al final la madre abadesa me dijo: "Danos tu bendición de misionero". Pero yo me puse de rodillas y le dije: "Os toca darme la bendición a vosotras, que yo soy el que se va". Carmen, con las mejillas carmesí, me impuso las manos y recitó la bendición de San Francisco: "El Señor te bendiga y te guarde; vuelva a ti su rostro y tenga misericordia de ti; ilumine su rostro sobre ti y te conceda la paz". Ya estoy preparado para cruzar el charco.
Regresar allí donde has servido como cura para avivar una mijita las brasas del cariño y descubrir, siempre con asombro, que la gente te sigue recordando y agradece tu visita, es algo estupendo que me ayuda en estos días errantes y atolondrados. Para animarme, como calienta el brasero de picón tras toda una noche aparentemente ahogado de cenizas; para centrarme y para no perder nunca la referencia de quién soy y de dónde vengo. Y vengo de Los Valles, nada menos.
Muy bonito lo que as escrito cesar de lo de valencia y valeverde y te deseo lo mejor alli en el peru un abrazo.
ResponderEliminarMuy bonito todo lo que as escrito Cesar ,yo te mire toda la misa en Valencia el dia 12 y de los siete creo sacerdotes tu solo me trasmitias paz. Donde tu estes esa paz estara a tu lado. Mi marido y yo Maria Teresa te deseamos todo lo mejor. Un abrazo.
ResponderEliminar