Me figuro que Susana Fernández Pina me apuntará hoy al club de los 44 tacos, vaya tela... "Ya estoy en la mitad de esta carretera", canta Jorge Drexler (https://www.youtube.com/watch?v=RLQtSdpd2o8&feature=kp). Miro por la ventana, un trozo del cielo del amanecer se abre camino entre las hojas del limonero, los pájaros se desperezan y yo me siento tranquilo y feliz.
Dejo que regresen a mi memoria tantas cosas, tanta vida desde que Elena me dio a luz. Los altibajos de la marea, las encrucijadas, las oportunidades perdidas, los sarampiones pasados, los lugares, los triunfos, los trabajos, el amor, unos cuantos sofocones, muchas risas, la amistad, las personas. "Por la gracia de Dios soy lo que soy" (1 Cor 15, 10). Sí, me siento muy bien; me siento happy, como en la canción de Pharrel Williams, y seguro que dentro de un rato bailo como el Cholo Simeone el otro día (https://www.youtube.com/watch?v=y6Sxv-sUYtM).
Pero esta vez mi cumple me cae en época de cambios, justo antes de un gran salto. Con mi corazón agradecido me dispongo a lanzar una moneda, que ya está en el aire girando, "y que sea lo que sea". Bailo como un pato mareao, pero registro en mis tripas unas partes por millón de inquietud, de regustos amargos pasados... ¿Y si...?
Nada de Prozac. Desde hace varios días viene surfeando por mi mente una cita que me enciende las entretelas de la esperanza: "Vive como si ya estuvieras viviendo por segunda vez y como si la primera vez ya hubieras obrado tan desacertadamente como ahora estás apunto de obrar" (V. FRANKL, "El hombre en busca de sentido"). ¡Genial!
Gracias a todos los que me queréis y hoy me felicitáis. Gracias Dios mío por esta vida, tan tremenda, tan intensa, tan llena. Gracias por esta nueva oportunidad, gracias por contar conmigo allí donde ya me estrellé. Gracias por tu trabajo en mí. Gracias por haberme dado maestros para aprender a fracasar y a disfrutar. Y si toso, procuraré no tomármelo demasiado en serio.
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