Hacía calor y por tanto yo sudaba (como siempre), pero no porque estuviera especialmente incómodo. Total, no era más que una entrevista para una página de internet que recibe más de tres millones de visitas al mes...
No, en serio, no fue difícil. Primero porque el lugar es chiquitito, la redacción de Periodista Digital es una pequeña caja de Pandora capaz de generar un alud de contenidos desde un puñado de máquinas. Pero además es que te lo ponen fácil. José Manuel Vidal y Jesús Bastante nos estaban esperando con la sonrisa de guardia. En un tono muy desenfadado y relajado, nos pusieron un café en el office y rápidamente mi amigo Miguel Ángel Moreno y yo nos sentimos como en casa.
De alguna manera la entrevista empieza ahí, con esas confidencias ligeras, que se sueltan entre risas y tanto gustan a los periodistas, pero que hay que cuidar que no se te desmadren... Así ellos toman el puso a la vida de esa iglesia cotidiana, que no sale en primera plana, construida con sudores de esfuerzo y no de calefacción. Se empapan de las cosas menudas "de abajo", y en ese elemento noté que maniobran cómodos.
Retiramos las tazas y subimos apenas dos escalones al plató. Una cámara también talla S apunta a las dos sillas ante los micrófonos. La conversación acude fácil con la inercia que traemos del cafelito; no conozco las preguntas pero todo va saliendo como tirando del hilo, con naturalidad, sin mucho artificio. Me interesa contar lo de Pistas para el Diálogo (le dedicaré otra entrada) y lo recalco; no me intimido cuando saca el tema de mi librito; y se me llena la boca cuando se trata de hablar del Papa. Y el corazón.
Ni siquiera las fotos ante la estantería circular son pesadas. Bajamos y seguimos charlando un ratillo, contando cosas más personales, siempre muy a gusto. Llega el gran José Luis Cortés y tengo la oportunidad de estrechar la mano que logra dibujar la frescura de la fe. Vidal nos regala varios libros y al ratillo nos vemos entrando de nuevo en el Metro contentos como truchos.
Ya saben los que me conocen que no es lo mío ser muy protagonista, pero esta vez era por una buena razón y entre gente salá y de confianza. Recuerdo haber ido un par de veces a la tele en Mérida o en Sevilla, y siempre salía diciendo que "en la tele todo es mentira". Pues en Religión Digital la cosa fue muy espontánea y sencilla. No todos los días le hacen a uno una entrevista tan chula y tenía que contarlo. ¡Espero que os guste!
Muy Bien César, sigue así. Tus compañeros de Pistas para el diálogo están encantados.
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