El día 8 de enero (que es casi el peor día del año, ¿eh?) apareció y discurrió tan a toda pastilla, tan llenísimo de un chorretón de cosas todas a la vez, que ahora, al final del día 9 parece que la Navidad acabó hace muuuuuuuuuuucho tiempo.
Pero no quiero que se me caigan por el camino un par de detalles. Ana María de la Fuente escribe en la noche de Reyes que "la felicidad no consiste en que un juguete sea más o menos caro, sino en la ilusión e imaginación que los niños mostrarán a la hora de jugar con él". "¿Qué te han echado los Reyes?" - pregunto hoy a una niña. "Un jersey de 40 Euros" - me contesta. La primera en la frente. Y otro: "una tablet". La segunda.
"Cuando yo era pequeña - sigue - no me regalaron un móvil o una tablet, pero aún conservo mi barbie ciclista y mi muñeca patinadora con las que me inventé millones de aventuras... y todos aquellos juguetes que no conservo es porque los desgasté de tanto jugar siendo inmensamente feliz. Espero que todos los niños cuando crezcan, recuerden con cariño algún juguete especial que recibieron de pequeños... un balón, un diabolo, una muñeca... ¿Qué juguete recuerdas tú?".
Genial. Me sigue fascinando el montaje global de los Reyes Magos, lo que genera, lo que significa. El niño que murió en la cabalgata de Málaga. Mis sobrinos esperando a que lleguen Sus Majestades, unos escamados, otros atacados y alguno aterrorizado, según las edades. El hecho de que, un año y otro, los Reyes no les traen las pleis y las wiis que piden, pero aceptan encantados sus coches, libros y zapatillas de deporte. Es un poco como la vida. Me lo decía una vieja amiga, divorciada hace poco: "tú sueñas y dices "yo quiero... yo quiero..." y luego aprendes a aceptar las cosas como te vienen".
Mi hermana Berta encargó a los Reyes para Pilar las Barriguitas con los ponys, sin decirle nada. Un día van su madre y su tita Susana con Pilar al Corte Inglés y resulta que ve la casa de las Barriguitas y les dice: "¡mirá, mamá, qué bonito!". Y las otras dos: "¿pero no te gusta más esto de los ponys?". Nada, que no la convencían. Se levanta la niña el 6 de enero y directamente ni miró los ponys y se fue a jugar con una caja registradora. Pero al rato se da cuenta, viene y dice: "¡mamá, qué guay, los Reyes me han traído lo que te gusta a ti!". Jejeje.
Va a ser verdad lo de Forrest Gump: "La vida es como una caja de bombones: nunca sabes lo que te va a tocar". Este año ha sido un diabolo.
Genial...que guay los reyes te han traído lo que te gusta a ti"...¡Qué bueno!
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