Me han pedido que lea unas palabras de presentación a la magnífica exposición fotográfica "Flores en el arcén", creada por Diego Caballo Ardila y que se inauguró esta mañana con motivo de las fiestas patronales de mi pueblo (se puede ver algo en http://www.youtube.com/watch?v=SBwrfUugGvI ). Esto es lo que me ha salido.
Presentar estas imágenes merecería un generoso instante de silencio del bueno, de ese que nos hace de surco para las emociones. Porque las fotos de Diego, más que golpear, sugieren, susurran, provocan con una intensidad serena pero rotunda.
Sabe el autor que la realidad la construimos cuando observamos, esa paradoja que da a nuestro mirar una soberanía peligrosa y estimulante: “la lámpara del cuerpo es el ojo”, dice el Evangelio (Mt 6, 22). Él quiere captar la magnitud de la herida, y lo hace con delicadeza y reverencia, casi de puntillas.
Todos conocemos personas que han perdido la vida en la carretera, todos hemos sentido esa mezcla de rabia y de indefensión ante un accidente mortal. Estas imágenes no golpean; nos conectan con el abismo de tristeza de lo remediable, nos asoman a la tenue frontera que distingue la debilidad y la genialidad de lo humano: inventamos máquinas para viajar incluso a la Luna, que son al mismo tiempo fosas donde enterramos parte de nuestra felicidad.
Son imágenes que, al desvelar algo de nuestra contradicción, invitan a contemplarlas de pie. Narran la complicidad con la pérdida, son brochazos de una solidaridad que mantiene enteros los corazones; por eso me parecen instantáneas de fe, de eso que nos hace invencibles como personas y nos nutre de esperanza para clavar una cruz, escribir un nombre o poner una flor en una cuneta. Aunque sea de plástico.
Enhorabuena, maestro, por tu sabiduría contemplativa y por la destreza con que cargas estas imágenes para que cobren vida dentro cada persona; seguramente el secreto está en dotarlas de tu propia vibración, en mostrar algo de tu propia cicatriz.
“Vivir no es solo estar vivo”- son tus palabras; pero hay una vida tan profunda que ninguna muerte puede aniquilar. Hay una cruz con un coche de juguete, casi sonriente. Y tú te atreves a insinuarla. Gracias por compartir esto tuyo y por estar hoy entre nosotros.
Debería ser una exposición viajera.
ResponderEliminarDebería ser una exposición viajera.
ResponderEliminarel carte de Flores en el arcen es muy bonito
ResponderEliminar