Así es como me encuentro desde hace varios días; cada mañana me levanto como si hubiera estado descargando sacos de cemento el día anterior: agotado, me pesan las piernas, me duele la espalda, me voy arrastrando por ahí con cara de sepia a la plancha.
El viernes era más preocupante, vino el médico, me tomó la tensión, la glucosa, ambas están bajas, me recetó vitamina B y descanso, "tómate las cosas con calma", la vecindad se alborotó, María Dolores me trajo un queso, Miguel fue raudo a la farmacia a por las pastillas y Josefita me ha puesto a dieta de cañonazos de patatas hervidas con bacalao. Auténtica vitamina B de bondad, cercanía y cariño.
Aquí en Los Valles también existe el estrés; es algo que depende más de uno mismo que del volumen de trabajo en realidad. Ir a tope y descuidar el equilibrio entre trabajo-descanso-ejercicio-alimentación-familia-lectura-amigos al final me pasa factura, no es nuevo; cuando fuerzo la máquina mi cuerpo no me sigue, salta de alguna manera y esta vez es un bajón físico. Menos mal que la cancamurria no ha pasado a mayores.
Y mira que lo veo venir hace semanas; y mira que el texto de Mc 4, 26-29 que Dolores Aleixandre nos comentó aquel día me tiene muy pensativo (el hombre siembra la semilla y luego duerme y se levanta, duerme-se levanta sin preocuparse más). Pero nada; no aprendo. Aquí estoy más flojo que la paja avena.
Me alegro de que tengas alrededor tan buena gente. Pero tu tambien tienes que hacer por cuidarte, aunque sólo sea por no preocuparlos a ellos. Un abrazo.
ResponderEliminarLo cierto es que entiendo de lo que hablas, en estos menesteres somos iguales. Yo tomo una vitamina que me va muy bien. Ánimo y descansa. Besazos
ResponderEliminarMAMEN