Todavía era de noche cuando me bajé del autobús y caminé por
el puente Lusitania hasta mi casa. Un rato más tarde, mientras me afeitaba la
barba bravía del mes de Camino, José Antonio Salguero me telefoneó: “Ya no
vengas hoy, ven pasado mañana a ver al obispo. Te va a dar tu destino”. Ah
ya. Y así lo hice. Cuando don Antonio nombró los pueblos que me encargaba,
yo ni sabía que existían ni dónde estaban.
- Vas a ir de párroco a Valencia del Ventoso y Valverde
de Burguillos, ¿qué te parece?
- ¿No sería mejor tal vez que yo estuviera con otro compañero? Porque casi no he trabajado en parroquias…
- ¿Cuántos años tienes? – 34.
– Ya eres mayorcito. ¿Tienes coche? – No.
- Pues cómprate uno.
- ¿No sería mejor tal vez que yo estuviera con otro compañero? Porque casi no he trabajado en parroquias…
- ¿Cuántos años tienes? – 34.
– Ya eres mayorcito. ¿Tienes coche? – No.
- Pues cómprate uno.
Y así fue como llegué a mi querida diócesis de
Mérida-Badajoz, donde continúo, agradecido y orgulloso; y así llegué también a
Valencia, de donde siento que sigo formando parte, de alguna manera, veinte
años después (4 de julio de 2004). En esos primeros años no existía este blog, pero cualquiera que
me conozca un poco sabe que aquella experiencia es una de las claves de mi
vida, de mi personalidad y de mi vocación.
Hubo ocasión de expresar públicamente lo que significa
Valencia y su gente para mí, porque en 2011 tuve el gran honor de dar el pregón
en la fiesta de la Virgen del Valle, invitado por el Ayuntamiento. Releo ahora
las cosas que dije y escribí, y brotan las lágrimas por la inmensa gracia
que Diosito me hizo. Cada vez estoy más seguro que Él me tenía preparado ese
pequeño lugar de Extremadura, para que pudiese aprender lo que necesitaba y
diera un hervor.
A los dos años me trasladaron -qué dolor-, y comenzó una etapa
más inestable. Siempre tenía la misión en el horizonte, y el sueño de África
permanecía latente; de modo que, buscando, volví a dar un volantazo y equivoqué
el camino. Pero ya disponía de más resortes y madurez para rectificar, no
estuve desorientado, y sí muy bien acompañado.
Lo que vino a continuación fue una gozada, en mis preciosos Valles.
Años de respirar y profundizar mi compromiso con la gente y con mi diócesis,
sin trazarme más planes que vivir el día a día entregándome, soñando,
trabajando, compartiendo; como en Valencia, pero con más solidez, más realismo
y enorme ilusión. Mucho narré en este diario, que lancé al ciberespacio en 2008.
Poco a poco, aunque no “me había criado” en la diócesis,
me fui integrando con los curas, con los grupos y organismos, con gentes de
otras parroquias a las que vas conociendo. Recuerdo con especial cariño aquella
Pastoral Juvenil de los tápers que nos inventamos en la Delegación, el
Movimiento Rural Cristiano, la JEC, el programa de animación comunitaria de
Cáritas Diocesana… todo lo que descubrí y los amigos que Diosito me regaló.
Fue importante el momento en el que quedé jurídicamente
incardinado, un jalón de felicidad y de seguridad que conté también acá y que
coincidió en el tiempo con la elección del Papa Francisco. Era el final de un
proceso humano complejo, con fases intrincadas, pero en el que prevalecieron la
paciencia y el cariño divinos. Aprecio ahora con total claridad que jamás anduve
solo, siempre estuve muy arropado por mi familia, por mis amigos, y por los
sacerdotes, verdaderos compañeros del alma, a quienes jamás podré agradecerles
suficientemente lo que han hecho y hacen por mí (acá lo intenté).
En fin… Disculpen por citarme y hablar de mí. En realidad,
lo que ocurrió hace veinte años y todo lo que se dio después, es nomás la historia de
Dios conmigo, un conjunto de dones que he tratado de recibir y disfrutar lo
mejor que he podido. Me agrada evocarlo en este aniversario redondo, para
que la memoria sea acción de gracias humilde y emocionada.
Que bonito todo lo que narras , en el movimiento rural cristiano te conocí un primero de mayo y me dio mucha alegría ver en ti esa sabía nueva tan necesaria en nuestro movimiento cada día más envejecido , pero seguro que donde estás eres más necesario , desde aquí nuestra Extremadura te sentimos Enviado .
ResponderEliminarUn abrazo
Un santanero más eras y eres,César,es admirable que seas tan capaz de expresar sentimientos.Ahí eres necesario,pero aquí también lo eras.Tu apoyo hacía mucho bien.Un abrazo.
ResponderEliminarY cuánto te queríamos y seguimos queriéndote con el poco tiempo que estuviste aquí en tu pueblo fuiste tanto cariño que es imposible de olvidarte (pijotero ) comote decía mi querida madre
ResponderEliminarAyyyy que parte más bonita de la historia de nuestro pueblo escribiste en los corazones de todos y especialmente, en nuestros jóvenes...!
ResponderEliminarAquellos campamentos en Ávila, aquel grupo de chicos de la JEC acogiendo a otros chicos de Arizona (Con Andrews, aún seguimos en contacto)y tanta entrega como ponías en todo lo que hacías.
Marcaste un antes y un después ...difícil de asimilar, pero ya sabemos que los planes de Dios, son perfectos y para ti, tenía un plan especial, llamado Perú.
Que Diosito te bendiga, cuide y proteja siempre
Desde aquí seguimos pidiendo por ti y "tu pueblo".