La noticia de que Vicente Martín había sido elegido por el
Papa como obispo auxiliar de Madrid me agarró durante el encuentro de Pastoral
Social Nacional, que se celebraba en Lima esos días. Y me llegó en forma de whatsapp
en la madrugada peruana que me regocijó el despertar, y al toque me hizo
reflexionar y atar cabos.
Fueron tres días colmados de experiencias, ideas y
propuestas en torno a la pastoral de cárceles, las ollas comunes, los equipos
de defensa de los Derechos Humanos, los enfoques de mujer y equidad, la
promoción de la salud ecológica y humana frente a los pasivos ambientales, el
acompañamiento de personas en situación de vulnerabilidad, la realidad de las
adicciones, la incidencia política… Las mil concreciones que adopta la
acción social de la Iglesia, con audacia y creatividad.
Finalmente, las infinitas formas de la caridad. La
coincidencia me hizo sonreír, todavía remoloneando por levantarme, porque de
eso Vicente sabe y vive. Y me apetece escribir sobre eso; no tanto acerca
de la noticia de que un nuevo obispo sea de mi diócesis -qué alegría-, del acierto
que supone que una persona como Vicente – fenomenal- vaya a ejercer ese
servicio, sino sobre el carácter extraordinariamente quirúrgico de
este nombramiento.
Me refiero a intencional y preciso, deliberado sin
diseños ni intentos, y exquisitamente acertado. Buscaban claramente a
alguien para liderar a la Iglesia de Madrid en el compromiso con los más pobres,
el acompañamiento a los migrantes, la solidaridad, la caridad política, la presencia
eficaz en las periferias. Porque este ámbito de la vida y misión es tan
crucial que amerita colocar a obispos capacitados y sensibles que asuman el
reto.
Y Vicente sin duda es un hombre que da el perfil. Pero me
encanta pensar que primero fue la necesidad del pueblo de Dios; tenían claro lo
que se requería, la importancia y la magnitud de la dimensión social… y desde
ahí discernieron y hallaron a alguien indicado. Cuántas veces se critica la
arbitrariedad de algunos nombramientos, que parecen responder más bien a otros intereses…
pero acá considero que el Espíritu ha hecho bingo.
Dicho esto, que es lo que principalmente pretendía, toca
algún comentario más personal acerca del nuevo obispo auxiliar. Vicente es popular
en nuestra diócesis por identificarse con la marginalidad, la batalla en el
Gurugú y Los Colorines de Badajoz, la tarea en Cáritas Diocesana. Allí se dejó
alma, vida y corazón, y fue clave en unos años en que Cáritas se abrió con mucha
visión y acierto al acompañamiento a las parroquias.
Mis primeros pasos como cura rural aprendí cómo vertebrar la
solidaridad en pueblos pequeños, donde se escuchaba que “aquí no hay pobres,
¿para qué queremos Cáritas?”. Los técnicos de la Diocesana venían, nos
ayudaban a armar los equipos, nos animaban, nos guiaban; así conocí a mi gran
amigo Morke y me impregné de esa apuesta por los laicos, de ese creer en la sorprendente
capacidad de la gente sencilla.
Vicente era el consiliario y estaba en el foco de
inspiración de aquella experiencia tan original. Cuando por circunstancias le
tocó dejarlo, lo hizo sin levantar ruido, con gran delicadeza y humildad. Y
siguió en la barriada, ¿eh? Después comenzó una etapa de estudio, reflexión
y mayor preparación en Madrid; me figuro que de madurez también. Y más tarde la
chamba de Delegado de Cáritas Española.
Varias veces me ha dado posada Vicente en su departamento de
la parroquia de la Asunción, cerquita de la estación de Atocha. Con mucha
amabilidad y cuidando los detalles y las atenciones, “vuelve cuando
quieras, las puertas están abiertas”. No quería meterse en una oficina, me
decía, necesita el contacto con la gente. Me figuro que ahora seguirá igual,
con los obligados ajustes.
Ese ramillete de valores significa Vicente en mi vida. Sabían
lo que querían y supieron ver que lo tenían a la mano. Felicitación a todas las
partes. Me alegro de que la vida ponga a cada uno en su lugar. ¡Mucho
ánimo, Vicente!
Pido a S Ignacio le siga prestando ayuda para reconocer esas señales con la que el Señor se hace encontrar en las situaciones más imprevistas y , a veces,hasta "poco" "agradables.
ResponderEliminarY...¡claro que que te dice"vuelve cuando quieras"
Los dos estáis tocados por el Espíritu.
Dios os bendiga 🙏🙏🙏
Monseñor Vicente, que el Espíritu lo siga iluminando, fortaleciendo y animando a construir un mundo más humano. Felicitaciones!
ResponderEliminar