Como parte de la visita al puesto de misión de Santa Clotilde, mis compañeros discurrieron que yo me uniera a una brigada del hospital en campaña en una comunidad, cerquita nomá, para aprender de primera mano cómo es la atención sanitaria en la periferia de la periferia. Y la experiencia no me decepcionó, no.
Mientras esto ocurría, las licenciadas en enfermería administraban
vacunas; del protocolo habitual (polio, sarampión, rubeola, fiebre
amarilla…) y también las de la COVID. Un poco más allá, frente a otro pupitre,
hay una cola de personas con síntomas de fiebre los últimos días, y es preciso
hacer descarte de malaria. El laboratorista comienza a sacar muestras de sangre
para hacer la gota gruesa. Unos minutos más tarde, tiñe las placas con
Giemsa (eosina y azul de metileno). Los adolescentes observan en silencio.
Pero hay un full de muchachos al fondo del salón que
en este momento no están siendo pinchados, de modo que Yanabel los reúne y les
da una charla acerca de la correcta alimentación; en nuestra región la
desnutrición remonta por encima del 50%, es un problema enorme con múltiples
consecuencias negativas, especialmente en los menores. Le ayudo y hablamos
del lavado de manos, de las bondades de verduras y frutas y de la necesidad de
desparasitarse cada cierto tiempo. Repartimos comprimidos de Mebendazol como si
fueran chicles, y de hecho al tomarlos ríen diciendo que saben a fresa.
La obstetra lleva un rato con mamás jóvenes y gestantes. La salud sexual y reproductiva es un gran desafío, especialmente en el mundo rural alejado. Yanabel se lleva aparte a un buen grupo de chicas para conversar sobre el tema; la mayoría, a pesar de no superar los 14 años, ya habrán mantenido relaciones sexuales y necesitan información para prevenir embarazos precoces y enfermedades concomitantes.
Una vez secas, el laboratorista estudia las muestras en el
microscopio. Le advierto que van a ser negativas, porque para que el plasmodium
aparezca, la extracción sanguínea debe realizarse en el pico de fiebre. En
otro lado se pesan en la balanza entre bromas; hay gritos y llantos que
provienen del rincón del dentista; regresan en tropel las adolescentes de la
charla con la hermana; los pequeños del jardín llegan para que les pongan flúor
en los dientes; los resultados de la gota gruesa son efectivamente todos
negativos. Nos vamos despidiendo del director y los maestros que quedan por
allí.
Preocupante el hecho de que el personal de salud asuma su labor como normal, o como un logro, o como una actividad programada, o como un día heroico. Ya que, desde luego, a parte de la precariedad del trabajo y de los instrumentos, se asume de que a todos los niños de las poblaciones rurales amazónicas se les debe quitar la muela porque no hay otra opción, o que las pruebas de laboratorio se hacen por protocolo y para llenar los formularios y justificar la actividad, ya que, como dices, si no hay fiebre no habrá evidencia del virus... Lamentablemente, se ha configurado un sistema sanitario "salvaje" para las poblaciones que el Estado considera como "salvajes".
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