(Solo una señora levanta la mano)
- Lo sabía, doña Rocío solita. ¿Y por qué razón ustedes no comulgan, si puede saberse?
- Lo sabía, doña Rocío solita. ¿Y por qué razón ustedes no comulgan, si puede saberse?
(Silencio)
- Porque no hemos hecho la
primera comunión, padre – dice don Andrade.
- Asu.
Hay distintos estadios en la evolución de
las comunidades cristianas (pocas, pero todos muy guapos) de nuestra misión.
Los hay en la etapa “bautismal”, como vimos en Barranco; hay muchos que ni eso,
están apenas entrenando la oreja para el primer anuncio, y de estos, algunos ni
lo saben. Pero en Yahuma II Zona están en
fase “eucarística”: los niños recién bautizados se preparan para la comunión… y
los mayores también.
¿Y de dónde sacamos catequista para esto?
Había en el pueblo una chica que quedó nombrada, pero la cosa no prosperó. De
modo que apenas bajamos del bote, dejamos las mochilas y ponemos rumbo a casa
de Karen, una chivola de 17 años bien simpática que podría hacerse cargo de
esta tarea. Allí conocemos a sus papás, a
su hermanita y a su bisabuela, y fichamos
oficialmente a nuestra nueva catequista. Pasamos luego por la escuela e
invitamos a los niños a un encuentro a las 3 de la tarde para retomar el
proceso. Las cosas están saliendo tan bien que no nos lo creemos.
Ivanês ha preparado esta reunión con
esmero; cantan, pegan papeles con palabras y frases en una tela, participan,
hacen el gesto de juntar sus pies con todo y sandalias… Karen hace la lista de
los niños (son 14) y revisamos los materiales con ella para que no se pierda.
Más tarde, en la noche, el encuentro es una catequesis sobre la Eucaristía
junto con la propia celebración. Quedamos
de acuerdo en que los adultos se irán preparando los domingos, de modo que en
la próxima ocasión, la reconciliación y la comunión. No podemos andar con
muchos remilgos con dos visitas al año… Antes de irnos, le pregunto a
Karen:
- Joven, ¿y tú, has hecho la primera comunión?
- No.
- 😶.
Bajando por la quebrada hay unos 300 metros
donde al surcar días antes pasamos con las justas, la quilla casi dando en
tierra, pero ahora salimos con más facilidad. Y ahí se va a terminar la frase “Me encanta que los planes salgan bien”
que decía el coronel Hannibal Smith en El Equipo A, porque en el resto del recorrido todo saldrá al revés:
- San
Francisco de Yahuma parece un pueblo fantasma,
apenas vemos a un par de personas que no saben nada de reunión ni visita, y eso
que habíamos avisado. De modo que nos vamos.
- Chinería: logramos conversar con el teniente gobernador y le proponemos
hacer una reunión con la comunidad, pero dice que tiene que consultarlo con las
demás autoridades. Este pueblo tiene una gran iglesia evangélica, cuyo pastor
es… el papá del teniente.
- Gamboa: también damos con las autoridades, que incluso nos invitan a una
reunión comunal a las 7 de la mañana (antes de irse a la Copa Municipal de
fútbol en Islandia), pero cuando acudimos no aparece nadie. Explicamos al apu y al agente municipal lo que
pretendemos, y nos dicen que han de comunicarlo a los demás y ya nos dirán.
Esto nos suena…
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