- Podría ser don José,
¿no? En la anterior visita lo hizo muy bien.
- Pero padre, don José
está enfermo.
- Puchaa. Vamos a
visitarle pues.
Fuimos. Y nos encontramos a José, que tendrá unos 70 años,
tumbado en su hamaca, silencioso y con aspecto de no tener ganas de nada.
- ¿Qué pasó?
- El otro día, cargando
un costal de fariña al bajar del bote, sentí un dolor muy fuerte en mi vientre.
- ¿Y?
- Parece que una tripa
se ha salido.
Le pido que me muestre y veo una hernia inguinal del tamaño de una papaya. Hace ya como
cinco o seis días que está así, con una inflamación tremenda que no le deja
caminar.
- ¿Y no estás tomando
nada?
- Sí - y me pasa un
blíster de Ibuprofeno 600.
- Pero… tienes que ir
a Leticia o Tabatinga. Ni siquiera en la posta de Puerto Alegría te harán nada,
porque eso necesita una cirugía. No es muy difícil, pero si no vas y continúa
esa infección, puedes morir.
Y el viejito solo contestó: “Así será”.
A la semana siguiente, Roberto, su vecino de Yahúma I Zona,
bajó a Islandia al cobro del programa Juntos.
- ¿Cómo está José?
- Murió ayer.
En el pasado recorrido por el Yavarí, al llegar a Dos de
Mayo me encuentro que Nelson, el animador, no está. Resulta que hace dos días
que se ha ido acompañando a una enferma, una mujer que estaba embarazada y con
un bebe de 9 meses. Su esposo había ido a trabajar derribando chacras río
arriba, y de pronto la señora abortó de
forma natural pero la placenta quedó dentro. La llevan a la posta Buen
Suceso pero no pueden hacer casi nada. Tienen que bajarla a Atalaya, a cuatro
horas Yavarí abajo, y mientras discuten cómo, el otro bebe muere también, parece que con una gripe que había
derivado a neumonía. La subieron a un bote, pero en Atalaya tampoco tenían
medios para atenderla. Finalmente hubo que llevarla hasta Tabatinga, a otras
cuatro horas de distancia, adonde llegó
con la vida pendiente de un hilo, pero pudieron salvarla.
La pobreza de nuestras
comunidades se revela en toda su crudeza cuando aparecen los problemas serios
de salud, los trastornos graves y las emergencias. Ahí no basta con dispensar
Ibuprofeno, si es que lo hay, porque en muchos lugares ni siquiera tienen
botiquín; muchas veces se requieren las manos y los conocimientos del médico,
instrumental y condiciones para operar, medicamentos complejos y específicos…
medios sanitarios mínimamente adecuados en definitiva.
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