lunes, 22 de septiembre de 2014

CONMIGONOPUEDEN


Comienza el día para Juliana muchas horas antes de que amanezca. Ella se levanta a tostar garbanzos en el corral de su casa para venderlos y ganar el colmo. Hace medio siglo, en los cincuenta y sesenta, la vida es dura en nuestro pueblo, Valencia del Ventoso.

Pero Juliana no se acobarda. Está acostumbrada a trabajar mucho desde niña y eso ha forjado su carácter fuerte. "Al que tiene se le dará" (Mt 13, 12), dice el Evangelio. Se levanta su esposo Juan y ella le pone el café, y prepara a sus tres hijos Reme, Fernando y Carmen para la escuela. Siempre ha sido el pilar de su hogar. Con valentía y determinación, como tantas de nuestras madres y abuelas de aquella época dura; con determinación y valentía, pero también con dulzura y siempre con sencillez.

"Al que tiene se le dará". Fue pasando el tiempo, el corral se transformó en patio, y los garbanzos en macetas, muchas macetas; y en el atardecer de su vida, Juliana pasó a depender del cuidado de sus hijos y del cariño de sus nietas. Y maduró en paciencia y en sentido del humor. Como al que tiene se le dará, ha recibido en su vejez todavía más amor que el que entregó, no el colmo, sino el ciento por uno.

Sentada en su sillón, mandaba en su casa como un piloto de avión. "Carmen, saca las macetas; Reme, a esto le falta sal...". Un día me dice: "Estas dos se creen que son ellas las que llevan las cosas, pero están muy equivocadas, porque conmigo no pueden". Jejeje, conmigonopueden. Y tanto que no. Muchas veces, al terminar de comer, yo decía fuerte desde la cocina: "¿Friego yo los platos?". Juliana lo oía desde el salón y relataba: "¡Estaría bueno, con cuatro mujeres aquí!". Jajaja, mujer clásica.

Ella me dijo varias veces: "cuando vuelvas, yo ya no estaré". Pero a la muerte no la podemos gobernar, y ha llegado para ella el final de este largo y hermoso día. Gracias, Señor, por tu bendición sobre Juliana, hecha vida y amor; gracias por haber podido disfrutar de ella. Ya que al que tiene se le dará, perdónale sus defectos y pecados y regálale la gracia de disfrutar de tu compañía y de tu amor para siempre.

Es hora de descansar, Juliana, después de tanto trabajo. Pero no te preocupes, que esta noche que comienza está llena de luz.

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