lunes, 11 de noviembre de 2013

CÓMO ESTÁN LAS CABEZAS...


"Para un cura, no hay nada mejor que estar con jóvenes" - dijo Álvaro Chordi. Recuerdo perfectamente el momento, el lugar y hasta la cara que ponía. Y yo seguro que asentí, porque no puedo estar más de acuerdo. Luego habló de que ellos te rejuvenecen, te desnudan, te obligan a repensar la fe y a decirla de manera nueva cada día. Y es así (bueno, lo de desnudar en sentido figurado ehhhh?).

La imagen es del grupo que se confirmó en mi pueblo, Santa Ana, el sábado pasado. Pero podría ser de otros años anteriores, por parecida: sonrisas, felicidad, el vicario Manolo Alegre, el color rojo del Espíritu Santo... Y ahora es cuando llega lo realmente importante: ¿querréis, muchachos, dar un paso adelante y empezar a hacer vida y acción el seguimiento de Jesús al que os habéis comprometido?

Han sido unos años estupendos, una gente salaísima, una experiencia de grupo bacan, que dirían en el Perú.. Nos llevamos de maravilla, nos han enriquecido a su catequista y a mí que ni se lo imaginan, hemos disfrutado de la complicidad, las bromas... Me entran las siete cosas al pensar que a lo peor se ha terminado y que lo de la Confirmación es algo puntual. Ay, madre.

Les pedí que escribieran a su párroco una carta expresando que se quieren confirmar y por qué, cuáles son sus sentimientos en un momento así. A pesar de que me meto con ellos y les digo que las cabezas están flotando, copio y pego un párrafo de cada uno; se comentan solos:

"Desde que hice la comunión me estoy preparando para la Confirmación; han sido unos años muy intensos y divertidos junto a mis compañeros y mis catequistas, ha habido días de pasártelo muy bien y educativos".

"Aunque no vaya mucho a misa, creo en Dios. Pero también tengo que mencionar la catequesis, en la que te ayudan a realizarte como persona, cuentan tus opiniones, aportas ideas al grupo y sobre todo te respetan".

"Todo esto me ha servido para darme cuenta de muchas cosas... que hay que ser una buena persona contigo mismo y con los demás".

"Veo cómo me ha hecho cambiar la etapa de confirmación, me voy haciendo mayor, tengo una manera diferente de pensar, de actuar, una mayor responsabilidad, y cuando escribo esta carta me doy cuenta de cómo he cambiado y cómo he crecido".

"Bueno César, tengo que despedirme y darte las gracias por todo, por intentar resolver dudas, por hacernos reír y por tu paciencia".

"Te vuelvo a dar gracias por apoyarnos, enseñarnos y demostrarnos cómo vivir y ser como Jesús".

"Me gustaría decirte, César, que además de ser un párroco para mí has sido un amigo".

Muchachos: ¿me vais a privar de vuestra compañía? Tened un poco de compasión, hombre, que os necesito... Y venid el viernes a las 6 a la parroquia, y entre todos nos inventaremos por dónde ir, cómo hacer para seguir creciendo tras los pasos de Jesús... juntos.

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