jueves, 1 de agosto de 2013

EN VEZ DE POESÍA, PALABRAS DE DESPEDIDA DE EUGENIO

Eugenio Campanario envía por Email su "homilía de ayer en Villa García de la Torre, justo el día en que se cumplían 20 años de mi nombramiento como párroco de tan embrujadora comunidad. Puede ser de interés para algunos propensos al cambio y la mudanza, como nuestro Guadi...
César, este mes estamos sin poesía... no está el horno...si quieres pegar algún parrafito si es de tu agrado... que sí lo será..".

Pues nada, a mandaaaaaaaaaar!!!!!!

SEGUIR CAMINANDO, SEGUIR CONSTRUYENDO…

 
 
 
Somos peregrinos. Con estas palabras me despedí hace ya casi 20 años del pueblo de Alburquerque, y con estas palabras quiero despedirme de vosotros, hoy, que justamente se cumplen 20 años de mi nombramiento como párroco de Villagarcía. Poco después vine aquí, en septiembre del 93, con 29 años recién cumplidos…pronto cumpliré 49. Toda mi juventud se queda aquí, por tanto. Y con los años que pasan en el calendario... tantas ilusiones, proyectos, realidades, sueños… también fracasos, oscuridades, incumplimientos, pecados…
 
Somos peregrinos. Esto significa que no debemos  permanecer estancados ni en un lugar, ni en los afectos hacia las personas, ni en las actuaciones o la manera de hacer las cosas. Tenemos que caminar, es más: abrir caminos. La Iglesia es una comunidad amplia, que nos pide amplitud en el corazón. Y esa amplitud indica que debemos estar disponibles para el cambio, para iniciar constantemente nuevas etapas en nuestra vida (…).

Yo he recibido aquí mucho. Vivo con gratitud el testimonio de personas muy entregadas al cuidado de su familia, a la parroquia y al pueblo en general; soy testigo de lo que es una comunidad que sabe celebrar, transmitir el evangelio y vivir la caridad; he participado en unas estructuras que, con las imperfecciones que tiene la vida misma, han expresado la corresponsabilidad en la Iglesia, como el Consejo Pastoral; he apreciado cómo un pueblo, cuando quiere, que no siempre quiere, se agrupa para poner  en pie algo grande y hermoso: puede ser una obra de teatro, puede ser un referéndum contra la deuda externa de los países más empobrecidos del mundo, puede ser una demostración de solidaridad con el pueblo de Mozambique cuando fue preciso. Y he visto la fe sencilla, la fe que acoge la acción de Dios en la vida y que pone la vida en las manos de Dios. Y, por supuesto, he recibido el afecto y la amistad de muchos, de los que puedo decir lo que  Antonio Machado de las tierras que tanto quería de Soria: “conmigo vais, mi corazón os lleva”.

Veinte años es mucho tiempo, ya lo sabemos. Envejecemos, quizá nos cansamos, nacen proyectos y se mueren… así pasó con algunas cosas en la parroquia y en el pueblo… son leyes de la vida. Dejan huellas, alegres o decepcionantes. Creo que me llevo muchas de las alegres, espero haber sembrado pocas de las decepcionantes. Pero esas huellas del tiempo no deben ser ni una losa que mate la esperanza, ni una mochila insoportable que nos impida caminar alegres y ligeros. Somos peregrinos, hemos de caminar, hemos de construir. Todo lo bueno que hemos compartido estos años nos acompañará en nuestra peregrinación, será semilla de buenos frutos en nuestra vida particular y en la vida de las comunidades parroquiales, de ésta y de las que yo acompañaré. Lo malo, si lo enterramos bien hondo, también acabará floreciendo un día y dando sombra y cobijo a otros peregrinos. (...).
 
 
Hasta aquí. Y oyes, todos tranquilos, que es Eugenio el que se traslada.
Yo, de momento, ni hablar de la peluca.

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