No sé si habrán empezado ya a elegir al nuevo Papa, pero no puedo concentrarme en eso. Tengo sobre la mesa un periódico con los nombres y las caras de todos los cardenales, pero no logro ponerme a hacer una quiniela, porque mis dedos se van al teclado. Y es que siento la necesidad, casi biológica de decir GRACIAS. No puedo por menos que comunicaros lo contento que estoy. Y por eso doy un telefonazo o un abrazo, pongo un sms, llamo por el skype o whatasppeo.
He recibido tantos mensajes, tantas felicitaciones... Hay tantas personas que se alegran con este tema de mi incardinación, que realmente estoy abrumado. Vivo en estado de celebración desde el viernes, con una sonrisa esculpida y el corazón vibrante. Es una felicidad desconocida, una especie de estabilidad en la alegría que me tiene asombrado.
Junto al Señor veo estos días que en todos los momentos, y especialmente en los más difíciles, siempre he tenido la suerte (...) de encontrar personas que han sabido escucharme, hacerme de espejo para que viera la realidad, apreciar la magnitud de mi dolor o mi confusión, darme el cariño que necesitaba. Es increíble pero es una verdad en mi vida. Y qué orgulloso me siento de eso, de todos vosotros, mis amigos.
Hasta en los sitios más recónditos. En Senegal me topé con Tessy, que me cuidó con gran delicadeza, supo recoger mis lágrimas, comprenderme y sugerirme quién me aconsejaría mejor; y me presentó al jesuita Louis. Años después, otra religiosa, Horténse (en lo foto, arriba con la toca), me propuso ir a su colegio a forrar libros y charlar con los niños en el recreo; era en Níger. Después de la comida y de una buena siesta, me escuchaba con atención y cariño, que buena falta me hacía. Tessy está hoy en Brazaville (Congo) y Horténse sigue en Zinder, pero sus sonrisas me han llegado por sms y Email (lo de las comunicaciones es un alucine).
Hubo períodos en que estuve de búsqueda, viviendo "fuera", sin actuar como cura. Durante uno de ellos, que pasé trabajando en Carmona, Luis Fernando y Rocío me recibieron en su casa, me dieron cama, comida y compañía. Nada más y nada menos. Fernando Báñez siempre me supo acompañar, desde que era joven salesiano: es un tesoro contar contigo.
En Valencia tuve la suertaza de descubrir auténticos amigos: Angelita y Vicente, Loli, Belén y Manolo entre otros... Ayer los llamé. Pero me queda pendiente un abrazote a Carmen Bellido, ¡te quiero mucho! Y también a Antonio Herrera, misionero en Burkina Faso y hermano del alma.
En Monesterio, Tere Lancharro me ayudó a encajar el golpe y a volver a sentirme yo mismo. María Luz Medina, en Zafra, me presentó a Adolfo Chércoles, que derrochó generosidad para darme los Ejercicios durante cuatro años. No sé si tendré vida para pagarle el gran bien que me ha hecho.
Lo que no tengo es espacio para poneros a todos. Lo mismo es que tengo que hacer una entrada compuesta solamente por nombres. Pues no es mala idea. Porque ésta es una historia siempre compartida, una obra en colaboración. Una fumata blanca de cariño todos los días.
Si es que eres la leche como no se te va a querer! Gracias por estar ahí y me alegro de no se que te han nombrado dímelo!Un besazo enormeeeeeeeeee
ResponderEliminarCOMO DIE LA ANTERIOR ENTRADA ¨GRACIAS¨A TI.PARA MI HA SIDO UN REFERENTE,UN ENSEÑARNOS A TRABAJAR EN LA PARROQUIA,Y A NO DESFALLECER,CUANDO HEMOS ESTADO TANTAS VECES MAL.LO MALO TUYO FUE,QUE TE PUSIERON EN NUESTRO PUEBLO COMO UN CARAMELO EN LA PUERTA DE UN COLEGIO,PERO AUNQUE BREVE,DOS VECES BUENO.TE HE QUERIDO Y TE SEGUIRE QUERIENDO COMO UNA PERSONA EXCELENTE QUE HAS SIDO.
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