Piedad condujo y regresó ya de noche a Badajoz... |
La imagen da un poco de calor por los abrigos, y es que es de abril. En ella se ve a Piedad, trabajadora de Cáritas Diocesana, dando una charla sobre el empleo en Valle de Matamoros a veintitantas personas. Nada menos.
El efecto mariposa es un concepto que hace referencia a las posibilidades de cambio dentro de la teoría del caos. La idea es que, dadas unas condiciones iniciales de un determinado sistema caótico, la más mínima variación en ellas puede provocar que el sistema evolucione de formas inesperadas y variadas. Porque una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, puede generar un efecto considerablemente grande a medio o corto plazo de tiempo.
Su nombre proviene de las frases "el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo" (proverbio chino) o "El simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo". Hasta aquí la wiki.
No logramos cambiar nada dando una charla de hora y media en un pueblo de 400 habitantes. Pero al menos intentamos prender algo dentro de alguien, provocar un pequeño paso adelante, un modesto atreverse a moverse, a probar algo diferente. Aquella noche conocí gente que nunca había visto, sencillamente porque nunca han venido a la parroquia, ni yo he ido a su casa; ya es interesante que hayan participado en algo de la iglesia, organizado por la parroquia... pero no una catequesis o una misa, sino algo que trata de "lo suyo", que pretende conectar con lo más cotidianamente crudo: el paro.
Me acuerdo de lo que siempre cuenta Pepe Moreno: "este hombre nunca viene a la parroquia - ¿a qué se dedica? - es ganadero - ¿le has preguntado alguna vez por sus vacas? - no - pues si tú no te interesas por sus vacas, ¿cómo va él a interesarse por tus misas?". Pues sí. ¿Podrán estas pequeñas cosas generar una avalancha de esperanza, solidaridad y cambio? No lo sé; pero creo que, si se pudieran provocar tsunamis de transformación, tendría que ser desde abajo, a la altura de las alas de una mariposa.
que bonita y esperanzadora la frase final, y cuanta fe precisa
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