El coche lleva desde el lunes en el dique seco, y eso me fastidia mis planes: no podré ir a la asamblea nacional de la JEC; pero sí podré recuperarme de cinco días de feria, noches largas, copas de sobra y churros a las cinco de la mañana botando en el estómago.
La jornada de hoy la paso más o menos tranquilo. Veo el telediario, termino otra novela, voy un rato a la piscina municipal, leo el periódico. Y me agreden algunas cifras; por su contundencia y por ser consecutivas.
El Consejo de Política Fiscal y Financiera negocia esta tarde si las comunidades autónomas tienen que devolver inmediatamente o no los casi 23.000 millones de Euros que el Estado les adelantó en 2008 y 2009. Para la sanidad (cada uno con su logotipo), los ordenadores para los alumnos en Extremadura, los coches oficiales etc.
Bankia anuncia sus beneficios del primer trimestre: unos 200 millones de Euros.
El director general de la FAO, Jacques Diouf, ha declarado durante la reunión de la Conferencia de Donantes que trata de hacer frente a la crisis de hambruna en el cuerno de África que "los conflictos civiles han creado una situación catastrófica que requiere una ayuda urgente" y ha sostenido que se necesitan 600 millones de dólares para los próximos doce meses, así como 120 millones de dólares para prestar "ayuda inmediata en el sector agrícola", 70 millones "sólo para Somalia".
La JMJ 2011 costará 55 millones de Euros.
El Villareal ha traspasado a Cazorla por 19 millones de Euros pagados a tocateja por el jeque dueño del Málaga.
Los datos son crueles. Pero son peores las imágenes. Como la de arriba. ¿Pero qué nos pasa? ¿Es que solo somos capaces de enviar un avión con comida para ser lanzada desde el aire (Somalia es un país sin gobierno, en guerra y con pocas carreteras)? Somalia está así por el salvajismo de los mercados, la impunidad del sistema, que fabrica miserables para que mantengamos nuestro estilo de vida y al mismo tiempo creamos que es irremediable que haya desigualdad (os recomiendo leer http://blogs.periodistadigital.com/religion.php/2011/07/24/p299382#more299382)
23.000 millones de Euros y un avión con cajas de alimentos. Matar los dinosaurios con tirachinas. ¿Cuándo vamos a despertar? ¿Qué podríamos hacer?
LO MISMO QUE TU HE PENSADO YO Y LO HEMOS COMENTADO EN CASA,CON TODO LO QUE SOBRA,LO QUE NO SE PODRIA HACER ALLI.PERO HABRA ALGUNA MANO QUE RECOGA PARA QUE NO LE LLEGUE A ELLOS,A MI ME DA MUCHA LASTIMA.SI SE PUDIERA HACER ALGO.
ResponderEliminarYo lo hubiera titulado "el mundo se hace el loco" porque es gran conocedor de la realidad terrible que viven los paises que sufren la miseria debido a la codicia de los ricos. ¿De qué es sino fruto la crisis? solo y exclusivamente de un salvaje capitalismo donde todo vale con tal de llenarme el bolsillo. Sólo me queda ser solidario en la tierra y esperar la justicia divina
ResponderEliminarHe entrado hoy en tu blog, precisamente porque sabría que tendrías este tema (tras haber oido hoy tu homilía).
ResponderEliminarLa verdad es que la cantidad de 1000 millones de euros es una miseria con las cifras que oímos cada día en la televisión. Sólo el Plan E costó 5000 millones y sirvió para cambiar el asfalto de alguna calle ya asfaltada y quizás para alguna cosa mejor, pero no tan importante como salvar tantas vidas que peligran ahora en Somalia y alrededores.
Siempre se puede hacer algo, Claro que sí!!!, la pena es que cueste tanto por los problemas que ponen las "organizaciones terroristas" que "gobiernan" esos paises y que no quieren las ayudas para su propio pueblo.
Pero tampoco es explicable que consientan que la gente vivan en campos de refugiados. No debería existir ninguno en el mundo, si acaso de forma temporal, pero el que exista sólo uno, ya indica que algo no está funcionando en esa zona. Creo que eso debe ser lo peor del mundo, porque esa gente no tiene nada, a veces ni esperanza.
Es completamente indignante que se tenga que ir mendigando por parte de la FAO 1000 millones para todos los paises del mundo, es algo que debería haber salido de todos nosotros por voluntad propia, y deberían preocuparse para que no se diesen las condiciones para que las personas tengan que acudir a los campos de refugiados.