Enrique, el cura de Miajadas y consiliario general del Movimiento Rural Cristiano, me ha pedido que redacte un texto sobre el tema del título de esta entrada para que lo publiquen en un próximo pliego de la revista Vida Nueva (¿se supone que así seré "importante"???). Pero antes de que lo lea nadie, que lo leáis vosotros; ahí va en cursiva.
Anita tiene en torno a 80 años, se mueve muy mal y vive en los Pisos Tutelados del pueblo desde hace algunos años; cuando entro en la sala de estar y ella oye mi voz desde su habitación, se incrementa el volumen de los golpes de tos y las quejas… hasta que paso a verla: “¡Vaya, parece que nos tiene usted abandonados! ¡Qué alegría verle!”.
El cura que cura se parece al Jesús del capítulo 6 de Lucas, que estamos trabajando en mi grupo de Estudio del Evangelio; es el que va con toda intención a buscar a la gente, especialmente a los más débiles. Y el personal se pone contento cuando apareces, tu presencia no produce incomodidad ni rechazo, porque no eres el “representante” de una “institución”, sino una persona-signo de algo esperanzador: Dios bueno, misericordioso, que comprende a todos y ama a cada persona, incluso si no van a misa…
Curiosamente, muchos días por mil razones no me sale la sonrisa tan fácilmente, el cura necesita cura ¡y es curado! Cuando ese día me acerco a un grupo de jóvenes, o celebro la Eucaristía, o escucho a alguien… ¡recibo los cuidados que necesito! Dios me espera en el otro, al que intento servir… para curarme. ¡Qué buen truco, Señor! ¡Qué milagro!
El cura que cura se parece al Jesús del capítulo 6 de Lucas, que estamos trabajando en mi grupo de Estudio del Evangelio; es el que va con toda intención a buscar a la gente, especialmente a los más débiles. Y el personal se pone contento cuando apareces, tu presencia no produce incomodidad ni rechazo, porque no eres el “representante” de una “institución”, sino una persona-signo de algo esperanzador: Dios bueno, misericordioso, que comprende a todos y ama a cada persona, incluso si no van a misa…
Curiosamente, muchos días por mil razones no me sale la sonrisa tan fácilmente, el cura necesita cura ¡y es curado! Cuando ese día me acerco a un grupo de jóvenes, o celebro la Eucaristía, o escucho a alguien… ¡recibo los cuidados que necesito! Dios me espera en el otro, al que intento servir… para curarme. ¡Qué buen truco, Señor! ¡Qué milagro!
Para muestra un botón de hoy mismo: salgo con mi catarro colgando y regreso con... un chocolate con dulces en mi cuerpo, un bacalao y unas coles para comer y unas flores para el café... Sin pedir nada... Curas alimenticias...
Buenas, el viernes nos pediste en la reunión de jóvenes que te escribieramos algo por aquí,así que yo aprovechando esta entrada lo hago. Muy bueno el texto,y sigue la línea de todos los demás.Eres capaz de pasar a palabras escritas todo aquello que piensas y que sobre todo sientes, algo complicado, al menos para mi.Sigue así.
ResponderEliminar(También aprovecho para saludar a las caribeñas que seguro les hace mucha ilusión :) )
No llueve eternamente.- mjc
tiene mu güena pinta, resalao
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