miércoles, 4 de noviembre de 2009

LA MESA ESTÁ VESTIDA


Por fin mi mesa-camilla ya tiene "enagua" o mejor, falda de camilla... Ya era hora de que desaparecieran esas mantas pestosas que tenía yo puestas de cuelquier manera.

En realidad esto de la camilla ha sido una excusa para que Tita viniera a ver dónde vivo, dónde trabajo y duermo, dónde como... y cago.

¿Y por qué esta estratagema? Porque ella es mi mejor amiga; así como suena. Me conoce como un calcetín vuelto del revés, y me hacía mucha ilusión que diera con sus huesos (...) por estas latitudes santaneras.

De vez en cuando la cancamurria nos acecha, y entonces necesitamos una inyección de "nene, tú vales mucho", y esta zagala lleva como cinco días en ello, erre que erre... como yoe staba tan mudito ha llegado a pensar que es que llevaba como una carga hablar con ella; ¿te pahe a ti?

Oyes, Tita, que sepas que te quiero mucho, ¿vale? Es así; y que nadie se ponga envidioso. O sí.

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