Este verano se está caracterizando por las visitas de amigos que vienen a pasar unos días conmigo en este remanso de Los Valles.
El fin de semana pasado, Nemesio y la gente de Valencia: Mamen, Rosalía la inofensiva, Valle, Juanfe y el casadero Davilín. El lunes, Torralbi y Lour, que, aunque no se quedaron a dormir, estuvieron en la procesión de la Patrona y disfrutamos mucho del jamoncillo. Esta semana mi compañero y amigo Javi Guil que ahora mismo está sentado en mi mesa trabajando en las tareas que tiene que acometer en este momento interesante de su vida.
Tener gente significa prever comidas con cuidado, vigilar que la casa esté presentable, llevar al personal a un sitio y a otro (a la feria, a la piscina...), adaptar la vida para que los invitados estén cómodos y hasta echar colchones al suelo si hace falta. Un trabajo curiosillo... y una gran alegría; ya lo dice mi vecina Josefita: si vienen a verte es señal de que tienes amigos que te quieren... Mi vecina Josefita es sabia: ¿no le he dedicado aún ninguna entrada en este blog?
Pues sí: estoy muy contento de recibiros, amigos. Cuando os presento a la gente de aquí me pongo así de ancho, porque ahora son mi gente; pero también estoy orgulloso de que queráis compartir un tiempito conmigo aquí en mi hábitat. Así que sentios todos invitados; de momento tengo apuntados a Fernando Báñez, a Paco Sayago, a Sonia y a Don José... Pepelosada, ¿cuándo vendrás tú también?
Seréis bien recibidos y alimentados con jamón, fresquito nocturno, paseos y cariño a raudales.
viernes, 30 de julio de 2010
miércoles, 28 de julio de 2010
UN AÑO AQUÍ
El día de Santa Ana, 26 de julio, es especial; es el santo de Ana, es la Patrona de mi pueblo y además es el día en que "tomé posesión" de estas parroquias hace un año... más bien tomaron posesión de mí como cura. Jamás olvidaré esta fecha.
26 de julio de 2009... ¡qué momentazo!
Porque aquel día comenzó una página de mi vida que está resultando estupenda, enriquecedora, gozosa...
Porque personas a las que quiero me acompañaron en esa ocasión tan señalada.
Porque otras personas, que ese día vi por primera vez, comenzaron a formar parte de mi historia y hoy puedo decir que las quiero también.
Porque este año ha pasado volando... "afflictis lentae, celeres gaudentibus horae", señal de que estoy contento (dicho en cristiano).
Porque me siento muy feliz. Le agradezco al buen Dios el detalle de haberme hecho caer aquí.
Y me encanta compartirlo con vosotros.
26 de julio de 2009... ¡qué momentazo!
Porque aquel día comenzó una página de mi vida que está resultando estupenda, enriquecedora, gozosa...
Porque personas a las que quiero me acompañaron en esa ocasión tan señalada.
Porque otras personas, que ese día vi por primera vez, comenzaron a formar parte de mi historia y hoy puedo decir que las quiero también.
Porque este año ha pasado volando... "afflictis lentae, celeres gaudentibus horae", señal de que estoy contento (dicho en cristiano).
Porque me siento muy feliz. Le agradezco al buen Dios el detalle de haberme hecho caer aquí.
Y me encanta compartirlo con vosotros.
viernes, 23 de julio de 2010
LA JOTA DE MI PUEBLO
Estas dos bellezas son mis vecinas María Jesús y Claudia, momentos antes de irse a bailar la jota anoche. Ellas pertenecen al Grupo de Bailes Regionales “El Palancar”, asociación con gran arraigo en el pueblo; de hecho, por si no lo sabéis, la jota del Palancar es originaria de aquí de Valle de Santa Ana, y toma su nombre del barrio del Palancar, uno de los muchos que formaban antiguamente la población.
No se si soy capaz de poner en pie lo que me gusta la jota… ¡me encanta! La jota describe muy bien lo que somos, nuestro carácter; es un baile fuerte y claro, que parece que se ha de ejecutar con pasos decididos; su hermosura depende mucho de la sincronización de los movimientos del grupo, porque es una danza muy colectiva; aúna una gran plasticidad, especialmente en los giros marcados por las faldas, y una sencillez que te deja sin respiración.
La jota (perdón, la Jota) es humilde, enérgica, sencillamente alegre pero no ostentosa, serena y a la vez apasionada, constante, rítmica…
La Jota me hace sentirme orgulloso de ser extremeño. Alguna vez he intentado “ser” un poco andaluz por tantos años vividos en aquellas estupendas tierras, pero comprendo que lo único que soy y quiero ser es extremeño. Siempre ha sido así y siempre lo será.
Se me vienen a la cabeza unos versos de Luis Landero que ponen al final del programa “Extremadura desde el aire”… ¿los podría encontrar en internet? A veeeer… sí. Aquí están:
Uno mira estos pueblos, estos paisajes,
este ir y venir de sus gentes,
y comprende de un solo golpe de intuición
el argumento vital de esta tierra extremeña:
la belleza, el dolor, la alegría, la soledad, el esplendor y la miseria.
Aquí esta todo lo que somos y fuimos,
la trama de nuestra historia
y de nuestro singular modo de ser y de vivir.
Qué belleza y qué autenticidad. ¡Viva Extremadura!
P.S.: Mamá, ¡tienes que venir a ver la Jota!
No se si soy capaz de poner en pie lo que me gusta la jota… ¡me encanta! La jota describe muy bien lo que somos, nuestro carácter; es un baile fuerte y claro, que parece que se ha de ejecutar con pasos decididos; su hermosura depende mucho de la sincronización de los movimientos del grupo, porque es una danza muy colectiva; aúna una gran plasticidad, especialmente en los giros marcados por las faldas, y una sencillez que te deja sin respiración.
La jota (perdón, la Jota) es humilde, enérgica, sencillamente alegre pero no ostentosa, serena y a la vez apasionada, constante, rítmica…
La Jota me hace sentirme orgulloso de ser extremeño. Alguna vez he intentado “ser” un poco andaluz por tantos años vividos en aquellas estupendas tierras, pero comprendo que lo único que soy y quiero ser es extremeño. Siempre ha sido así y siempre lo será.
Se me vienen a la cabeza unos versos de Luis Landero que ponen al final del programa “Extremadura desde el aire”… ¿los podría encontrar en internet? A veeeer… sí. Aquí están:
Uno mira estos pueblos, estos paisajes,
este ir y venir de sus gentes,
y comprende de un solo golpe de intuición
el argumento vital de esta tierra extremeña:
la belleza, el dolor, la alegría, la soledad, el esplendor y la miseria.
Aquí esta todo lo que somos y fuimos,
la trama de nuestra historia
y de nuestro singular modo de ser y de vivir.
Qué belleza y qué autenticidad. ¡Viva Extremadura!
P.S.: Mamá, ¡tienes que venir a ver la Jota!
martes, 20 de julio de 2010
ELCAMPAMENTO DE LA AUTENTICIDAD
Son cerca de las 7 de la tarde y casi no puedo abrir los ojos del sueño que tengo... es que estoy reventado. Porque 9 días de campamento suponen un desgaste físico y una quemaera... directamente proporcional a la "recarga" de energía, de ganas de vivir y de ilusión por los jóvenes que he sentido en ese paraje precioso de Perales del Puerto.
Es fascinante lo que se aprende en un campamento. Todo el día con los muchachos, a tope con la formación, el baño, la marcha, las actividades, las tareas de limpieza, las veladas, las conversaciones... Se ve a los chavales en su salsa, se les conoce bien, y también se aprenden cosas de uno mismo bajo los pinos. Conozco mi timidez y mis limitaciones para conectar con la gente de forma espontánea; sé que, al lado de personalidades más extrovertidas, me retraigo más; observo lo que me cuesta ser protagonista. Y todo lo acepto con paz, con sentido del humor, sin tensión, aunque salga a hacer la vaca lechera. En todos los momentos de este campamento he sabido lo que tenía que hacer. Y me he sentido orgulloso al ver a los muchachos, lo tengo que confesar; a "mis zagales" de Santa Ana (vale, sé que no son míos, son de sus padres y casi ni eso) crecer, integrarse, participar como todos; a los otros muchachos, un año después, más maduros, con sus procesos; a los nuevos de la Fuente con Javi (¡qué gran cura!) y a los de Miajadas, ese pueblo-símbolo para mí del buen trabajo del Movimiento Rural.
¿Qué queréis que diga? Que ha sido un privilegio generar con ellos algo tan hermoso y tan auténtico como este campamento. Ciertamente es para mí una suertaza haberme encontrado con la JEC y sentirme, después de algunos años, parte de la familia como cualquiera. Compartir la pasión por los jóvenes y desvelarnos (literalmente, hasta las cuatro de la mañana algunos días) para que su protagonismo se salve de las dinámicas y de las fotocopias enlatadas, para que sean ellos los que lleven adelante su movimiento, sus procesos y sus vidas. Me ofrezco, Pepe, para ser en esto "la mano que mece la cuna", como tú dices, ja, ja, ja, ja!!!! En la sombra pero con efectividad... jejejejeje.
Resulta que, tanto tiempo de formación en una congregación especialista en los jóvenes y al final Dios me lleva, por otros caminos insospechados, a darme lo que siempre quiso de mi. La JEC es como corroborar tantas cosas, el campamento es una experiencia de encuentro con la autenticidad de mi vocación, un coincidir conmigo mismo desde siempre. Toma castaña. ¿Es que puede haber algo más enriquecedor?
¡¡¡¡Gracias, pajos de la JEC!!!!
sábado, 10 de julio de 2010
EJERCICIOS ESPIRITUALES
Es estupendo hacer ejercicios; una gozada si se trata de los Ejercicios (nótese, con mayúsculas) de San Ignacio de Loyola; y una suertaza si te los da Adolfo Chércoles, sabio jesuita gran conocedor de los Ejercicios y, por encima de todo, hombre sencillo adornado con un desternillante sentido del humor propio y una gran humildad-realismo como albañil que es.
Haciendo ejercicios la vida se ralentiza, tu ritmo se frena... todavía me duran los efectos. Como hay que estar una semana en silencio, te metes en tu mundo y te desconectas de lo exterior: sólo salí de mi burbuja para ver la segunda parte del España-Paraguay del mundial. No hay telediario, hay siesta con una buena novela. Y el resto del día... meditar, contemplar, reflexionar... más de ocho horas cada jornada. Llega un momento en que si alguien habla en la mesa, hasta te molesta, masticas despacio, caminas despacio por el jardín, te enjabonas despacio en la ducha, levantas la vista y miras las flores y las nubes y te das cuenta de su belleza.
Hace años que no creo en las tandas de ejercicios para grupos. Muchísimas veces he aguantado estoicamente las charlas (auténticos tostones a menudo) y luego me he ido a mi cuarto y he hecho lo que buenamente me ha parecido que necesitaba; incluso una semana santa me pasé varios días en Batuecas haciendo ejercicios solo como Dios me dió a entender. Los Ejercicios hay que darlos de uno a otro y hacerlos tienes que hacerlos tú, a tu ritmo, con tu estilo y poniendo tu vida. Pero es que además los Ejercicios ignacianos son un método, una pedagogía para vivir; te sumerges en la persona de Jesús y vuelves siempre a tu propia vida, concreta, palpable, para ahí encontrarlo, intentar vivir como Él vivió, "para que más le ame y le siga". Los Ejercicios son un camino para aprender a vivir con los fallos, con las contradicciones propias, en medio de la vorágine de nuestras cosas, pero centrado en Jesús, con los ojos abiertos y ganando en libertad.
Si hubiera conocido los Ejercicios antes, cuando era más niño que ahora, si hubiera dispuesto de las reglas de discernimiento, posiblemente me habría equivocado menos en mis decisiones y habría estado más con los pies en el suelo. Pero lo digo sin dolor, con agradecimiento y una enorme expectativa: todavía estamos en la segunda semana... ¡quedan otras dos! ¡Cuánto por crecer!